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El problema no es el Marketing sino el Marketero

el 27 febrero 2015

El marketing es –diría yo-, de la misma forma que lo es la palabra, apenas un instrumento. Y llego a esto porque la mayor parte de las veces que se cuestiona acerca del impacto que la publicidad tiene sobre el imaginario de las sociedades, se concluye que es nocivo por generar una serie de estereotipos, promover el consumismo, ser la mano derecha de ese conglomerado de unidades económicas cuyos propietarios (los empresarios), son quienes manejan a su gusto las naciones, entre otras hipótesis cuya validez no pondré a prueba. Pero, y lo digo con el debido respeto, sí me atrevo a objetar sobre el hecho de que la culpa la cargue el marketing, cosa que termina impactando negativamente a todo aquel que tenga que ver con el tema; y no el marketero: ese individuo que tiene la posibilidad de utilizar el instrumento, decidiendo al tiempo si lo hace en función de contribuir a un mundo mejor o al simple ejercicio de lucrarse.

Entonces, tal cual como la sentencia con que inicio el presente artículo sugiere, el marketing es una herramienta. Sirve para vender, compartir, concientizar, ayudar, disfrutar, reír, entre un sinnúmero de etcéteras; de la misma forma que las palabras sirven para expresar, convencer, manifestar, hacer reír, hacer llorar; y del resultado que estas generen sobre las personas o sobre las sociedades, no existe otro responsable que quien hace uso de ellas.

Por eso la solución no consiste en limitar el universo del marketero, sino en hacer consciente a cada profesional en la materia del impacto que su mal uso puede tener, y que su buen uso también, dado que a través de él, se puede romper paradigmas, cambiar percepciones, eliminar los estereotipos, mantener viva la esperanza de un mundo mejor, denunciar abusos y demás acciones que siempre serán producto de que éste instrumento repose sobre las manos de esos genios brillantes y benevolentes.

marketing

@Davidtiago2 en Twitter David Barrera En Facebook Davidtiago24@gmail.com

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