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10 Errores comunes al realizar una entrevista laboral

El adherir personal a nuestro equipo de trabajo es una tarea de suma importancia para cualquier líder, la selección de personal es un proceso sumamente delicado, ya que no solamente basta verificar cuanta educación o experiencia  tiene un aspirante, el trabajo de selección debe llegar hasta verificar si la personalidad del aspirante se encuentra alineada con la cultura de la organización.

Expertos afirman que este proceso ha significado para muchas empresas la diferencia entre el éxito y el fracaso en la consecución de sus objetivos, ya que si una organización desea triunfar, primero debe rodearse del recurso humano más competitivo que brinde el mercado laboral.

Recuerde que no solo contratamos las habilidades laborales de una persona, sino también los rasgos individuales que ésta lleva al trabajo.

Dado que la entrevista generalmente es el primer instrumento que se utiliza para tomar una decisión respecto a la contratación de una persona, es importante que el entrevistador obtenga la información e impresiones necesarias para tomar la decisión correcta. He aquí diez trampas en las que caen muchos entrevistadores y que les impide descubrir realmente todo aquello que deberían saber sobre las personas que están considerando contratar:

1.- No estructurar la entrevista

Cuando Bill Andrew regreso de la entrevista con el jefe de contabilidad de Goody Gumdrop Candy Co. se encontraba convencido de que el entrevistador no había sacado casi nada de la entrevista. Bill explicó que el jefe de contabilidad se había saltado de un tema a otro, primero hablo de su educación y luego de algunas de las etapas de su experiencia laboral, luego volvió a hablar de su escolarización, las actitudes, más tarde sobre los objetivos del trabajo, y finalmente, realizo más preguntas sobre la experiencia laboral.

«Demasiadas entrevistas no son más que una conversación informal».

A fin de que la entrevista resulte más eficaz, el entrevistador debería seguir un patrón determinado que le permita tratar todos los aspectos destacados sistemáticamente.

2.- Jugar a ser Dios.

Una de las principales quejas que tienen muchos solicitantes sobre los entrevistadores es que se creen superiores a ellos. Actúan de un modo tan superior que los aspirantes se sienten incómodos.

Como el entrevistador tiene el poder  de contratar o por lo menos de tener en cuenta al aspirante, hay una tendencia a “jugar a ser Dios” y a saborear con aire de suficiencia este poder.

3.- Jugar a ser detective.

A Martín le encantaba entrevistar a gente. Su mayo placer consistía en detectar alguna incoherencia. Repetía las mismas preguntas formuladas de diferentes maneras para asegurarse de que las respuestas siguieran siendo las mismas. Si encontraba un error, se abalanzaba sobre su presa.

Presumía de cuantos farsantes había desenmascarado, sin embargo, en su mayoría las incoherencias eran intrascendentales y no solo perdió a posibles buenos empleados, sino que además causo una mala impresión  a los aspirantes que entrevistó.

4.- Jugar a ser psicólogos.

Por mucho que cursáramos Fundamentos de Psicología en la universidad, eso no nos califica para ejercer de psicólogos. Algunos entrevistadores asumen que tienen mucho más conocimiento en psicología del que en realidad tienen. Buscan significados ocultos en todo lo que dice el aspirante. Atribuyen motivos freudianos a su experiencia laboral, a sus relaciones familiares, a sus actitudes e incluso a los comentarios triviales de los aspirantes.

El hecho de que no estén verdaderamente capacitados para hacer estas evaluaciones no les preocupa en absoluto. Están tan absortos en sus evaluaciones psicológicas que no consiguen determinar si el solicitante es apto para el puesto.

5.- Enamorarse del solicitante

Una persona con un buen aspecto, encanto, elocuencia y una actitud agradable nos proporciona una impresión tan buena que estaremos demasiados influidos por su apariencia. A veces un entrevistador se queda tan impresionado con un aspecto de la presentación del aspirante que ése acaba dominando la evaluación.

Para determinar la verdadera personalidad del aspirante debemos indagar debajo de su apariencia.

Un buen entrevistador reconocerá el hecho de que ese encanto o esa capacida supone una ventaja, pero siempre desde una perspectiva objetiva. Una entrevista bien estructurada que permitirá una evaluación detallada de cada factor relevante, ayudará a evitar este problema.

6. Entrevistar sin conocer a cabalidad los requisitos del empleo

Algunos entrevistadores no presentan suficiente atención a los requisitos del empleo. Bárbara solicito un puesto de analista. El entrevistador le hizo todo tipo de preguntas sobre todos los aspectos administrativos de recursos humanos, pero no realizó ninguna pregunta sobre el puesto de analista.

Antes de entrevistar debemos analizar los requisitos, familiarizarnos con los detalles y las repercusiones, además debemos formular preguntas que saquen a relucir aquellos aspectos de la formación del aspirante que indiquen su conocimiento (o falta del mismo) sobre estos requisitos.

7.- Dejar que el aspirante domine la entrevista.

Un aspirante inteligente puede dominar tanto la situación que puede explicarnos únicamente sus aspectos más favorables y arreglárselas para infravalorar sus aspectos negativos.

El buen entrevistador debe permanecer al mando. Cuando tenemos un aspirante que no nos deja hablar, que desvía nuestras preguntas para ajustarse a sus propios deseos y que añade información que no es relevante pero que engrandece su formación, debemos interrumpirlo.

La mejor manera de contrarrestar el intento de un aspirante de dominar es insistiendo en que responda a las preguntas que satisfagan nuestra necesidad informativa.

8.-  Indicar las respuestas correctas

Algunos entrevistadores tienen tanta prisa de cubrir las vacantes que acaban ayudando consciente o inconscientemente al solicitante a responder las preguntas correctamente.

Les señalan las respuestas que desean escuchar: “Este puesto requiere la habilidad de tratar con gente. Usted tiene esta capacidad ¿No es cierto? Jamás nadie dirá que no.

9.- No dejar hablar al aspirante.

Cuando entrevistaron a Henry no tuvo ni una sola oportunidad para hablar de sus capacidades.

Primero el entrevistador le hablo de la empresa, después del puesto vacante, y finalmente del él mismo. Cuando por fin se dirigió con una pregunta hacia Henry, lo interrumpió antes de que este pudiera terminar de contestar.

Una entrevista es una conversación de doble sentido. Si sólo una persona domina, no logrará su finalidad.

Susana abrumó al aspirante de otra manera: anotaba todo lo que esté decía. Está bien anotar algunas cosas, pero una transcripción literal intimidará al aspirante e impedirá que el entrevistador preste toda su atención a lo que dice.

10.- Olvidarse de comprobar los detalles.

A Jorge le hicieron una serie de preguntas acerca de si tenía experienciaen diferentes ámbitos de su campo. Contestó a cada una afirmativamente, pero para su sorpresa, el entrevistador acepto sus respuestas sin comprobar el alcance de su conocimiento en cada ámbito. Fácilmente, Jorge podría haber tergiversado su curriculum, proporcionado información falsa.

Una entrevista bien elaborada requiere una exploración minuciosa del conocimiento del candidato.

Al planificar la entrevista detenidamente, manteniéndonos al corriente de los posibles escollos y evitándolos, podemos hacer que las entrevistas sean má significativas y que nuestras decisiones sean más acertadas.

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