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3 Lecciones financieras que podemos aprender de las cucarachas

La vida de las cucarachas como alegoría interpretada en el escenario financiero

Un muy interesante artículo encontrado en la última edición de la Revista Gerente, propone al financiero analizar aquello que ha prolongado la vida de las cucarachas desde la era de los dinosaurios hasta nuestros tiempos, con la intención de aplicarlo al escenario en el que tiene lugar su ejercicio. Es atípico y a la vez importante lo que con esta alegoría se pretende ilustrar, esperamos por mucho pavor que en ustedes generen nuestros pequeños y ejemplares amiguitos, tengan en cuenta estas recomendaciones.

  1. No mueras: Todos somos testigos de lo complejo que se hace el borrar del mundo a una cucaracha, pues estudios sostienen que son capaces de vivir hasta 45 minutos sin oxígeno, 30 minutos sin su cabeza, soportar temperaturas hostiles, circunstancias desfavorables como el estar un mes sin alimento, en fin; el mensaje es claro para el financiero, debe aprender a no morir, a no hacerse con negocios que le representen la muerte; y es que por más evidente que suene, el 50% de los proyectos financiados por capitales de inversores (financieros) fracasan, así que se hace de suprema importancia el estudiar rigurosamente aquellos negocios en los que se pretende invertir.
  2. Mantente en la sombra: Las cucarachas aborrecen la luz. Esto aplicado al universo financiero se interpreta como el ser cauteloso, vivir en las sombras significa no mofarse de las transacciones realizadas, no vivir comentando a los demás sobre negocios cerrados y proyectos en proceso, debido a que en el mundo financiero estos últimos pueden ser estudiados y arrebatados por otros a quienes les llegue a interesar.

    Lo mismo sucede en las subastas, entre mayor número de oferentes exista, mayor será el precio que exigirá quien subasta, lo cual es negativo para los intereses de los inversores.
  3. Come siempre lo que puedas: Esta recomendación alude de manera escueta al buen aprovechamiento de los recursos.

El gran Charles Darwin alguna vez lo dijo tan así:

“No es la criatura más inteligente o más fuerte la que sobrevive; es la que responde de mejor manera al cambio”.

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