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5 Cosas que no te dicen acerca de emprender

El espíritu emprendedor es frecuentemente retratado como excitante, divertido o, incluso, lujoso (especialmente después de que una compañía se ha vuelto exitosa), pero la verdad es que hay un lado oscuro en el espíritu emprendedor que no es frecuentemente publicitado.

La mayoría de los empresarios en el ojo público son los que se han vuelto muy exitosos, mientras que la mayoría de los dueños de negocios soportan una lucha silenciosa – ya sea que estén obteniendo una ganancia consistente o no.

Es gratificante comenzar y administrar su propio negocio, incluso si fracasa, pero antes de dar el paso, esté preparado para estas cargas psicológicas que los empresarios tienen que soportar:

1. Rendición de cuentas

En cada emprendimiento tienes que llevar la cuenta de cuánto de ingreso y egreso es lo que tienes. Esto tienes que hacerlo a menudo, ya que tú sabes que no todos los días son los mismo, porque cada día tiene diferentes cosas y es por eso que siempre tienes que hacer cuentas, así podrás saber como va tu negocio si tiene buenos ingresos para poder montar algo mas.

Es cierto que puedes contratar un contador que se encargue de dicha labor, pero seguramente al comienzo tendrás que hacerlo tú mismo porque los ingresos no son suficientes para contratarlo.

Por otra parte, los números no son la única habilidad nueva que debes dominar. Como emprendedor tendrás que volverte un aprendiz eterno y adentrarte en temas legales, estratégicos, comerciales y demás de gran importancia para el desarrollo de tu negocio.

2. Tensión e incertidumbre financieras

No existe una puesta en marcha «típica»; algunas de estas empresas son capaces de despegar casi sin inversión, mientras que otras gastan millones de dólares antes de empezar a operar. Aún así, la Administración de Pequeñas Empresas estima que el inicio promedio requiere por lo menos $30,000 para ponerse en marcha, y si usted es el empresario que inicia el negocio, es posible que tenga que recurrir a sus ahorros o acumular deudas de las que es personalmente responsable.

3. Renuencia a confiar

Ningún empresario construye un negocio solo, pero incluso si te rodeas de los mejores empleados que puedas encontrar, puede que te resulte difícil confiar en ellos para que cuiden de tu «bebé». Aún así, vas a tener que hacerlo si quieres que el negocio crezca.

Tendrás que delegar tareas, confiar departamentos enteros a otras personas y depender de sus socios y proveedores para que lo respalden. Además, necesitarás escuchar los consejos de los mentores y otros empresarios si quieres tener una perspectiva más completa de los problemas a los que te enfrentarás, y esas personas no siempre te dirán lo que quieres oír.

4. Conciliación de la vida familiar y laboral

Cuando tienes una idea, lo primero que se te viene a la mente es cumplir esa idea y dejas en segundo plano tu ámbito familiar, cosa que conllevará a unos problemas muchos mas críticos, ya que te vas a descuidarte de tu familia, dormir pocas horas e incluso te llegara el agotamiento y la depresión.

5. Soledad

No se habla a menudo de ello, pero el espíritu empresarial es increíblemente solitario. Además de trabajar muchas horas y estar alejado de amigos y familiares, no te sentirás conectado con las personas que te rodean. Tendrás que ser el «jefe» y el profesional consumado de todos los compañeros de trabajo que consideres una especie de familia. Y no podrá mostrar ni un momento de debilidad, incluso si su empresa está al borde del colapso.

No tendrás muchos, si es que tienes alguno, compañeros, e independientemente de si tienes éxito o no, no harás muchos amigos en el camino. Tendrás contactos profesionales, quizás, pero no amigos. Esa profunda soledad complicará aún más todas las demás cargas psicológicas.

Es muy importante que sepas que un emprendimiento es mejor pero junto con tu familia, tus hijos, esposa, ya ellos son los que te van a apoyar en todo así que ten siempre a tu familia como tu emprendimiento.

Aún así, y teniendo en cuenta los 5 puntos mencionados, emprender es algo que vale la pena cuando nuestro propósito es más fuerte que el dinero. ¿Tú qué opinas?

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