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Algunas lecciones recientes de la Globalización y otras que vendrán

por Ing. Ignacio Sánchez Chiappe, director del IEEC – Escuela de Negocios, Supply Chain Management y Logística (www.ieec.edu.ar)

Mirando un poco para atrás observamos hechos que tal vez no sean mera coincidencia. Kodak, la marca legendaria, se acaba de presentar a convocatoria de acreedores. IBM hace ya unos años, decidió salir del negocio de fabricar y vender computadoras; Digital Corporation, que en algún momento fue competencia de IBM, ya no existe. Igualmente, Braniff, Pan American, TWA, etc, son todos nombres de otrora gigantes en su rubro que, o se adaptaron o ya no existen. Quizás ustedes podrían proponer otros cientos de ejemplos parecidos. Que nos sirvan estos ejemplos para reflexionar sobre los años que nos tocarán vivir.

Adaptarse o morir, podría ser una primera conclusión.

Cuando se analizan los cambios más recientes que han producido las cataratas de información y de tecnologías de comunicación que disponemos y sus efectos sobre las personas, una cosa es clara: la necesidad de adaptarse está para quedarse.

Me inclino a pensar que al mirar las cadenas de valor y sus correspondientes tendencias, surgen varios temas clave: la calidad, la necesidad de innovar, la agilidad y el respeto por el consumidor se transforman en parámetros clave. No se puede vivir de espaldas al consumidor pensando o, quizás estando convencidos, de que no se enterarán lo que es un buen producto o un buen servicio porque carecen de información.

No hay perdurabilidad si no hay competitividad. No hay competitividad cuando los productos no atraen por deficiente o floja calidad o por atraso respecto a la tecnología del momento.

Para ser competitivo, es básico tener compromiso hacia los consumidores. No hay compromiso hacia los consumidores cuando las cadenas de valor no se concentran en ser fuertes y en estar en sintonía para lograr el delivery perfecto. Perfecto, es cuando tiene calidad y se cumple con las garantías. O sea, cuando le queremos vender al mismo cliente una vez y todas las que se puedan.

En fin, un momento para reflexionar al comienzo del año para ver verdaderas oportunidades donde tenemos debilidades que aceptar. Las oportunidades están en robustecer las falencias y poder competir con productos, calidad y garantías. Esto también es una manera de minimizar el riesgo de los consumidores.

Una reflexión final en cuanto al “cómo” de este proceso de mejora. Volver a mirar en detalle al Premio Nacional a la Calidad (PNC) como una herramienta formidable para mejorar el management, fijar objetivos medibles y acotarlos en el tiempo para lograrlos. El PNC es mucho más que presentarse como candidato a un galardón prestigioso. Ese objetivo es uno, pero no el único.

El PNC tiene un enorme poder para mejorar a las empresas, focalizar a la Dirección y fomentar la Responsabilidad Social de las Empresas. El PNC se fortalece cuando se acompaña de los procesos que fortalecen las relaciones entre las partes de las cadenas de valor.

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