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Antes de cambiar el mundo…¡Cámbiate a ti mism@!

El ser humano, en su afán incansable de modificar todo aquello que no le agrada del mundo y de sus semejantes sostiene la idea de que es fundamental que l@s otr@s cambien, para que las cosas puedan mejorar. Pero es aquí cuando surgen interrogantes como: ¿y nosotr@s? ¿Por qué no nos damos también esa oportunidad de cambiar? ¿Acaso nuestras conductas y actos son siempre las mejores?

Antes de cambiar el mundo…¡Cámbiate a ti mism@!

A veces resulta más fácil diagnosticar y decir que es lo que se debe hacer, en lugar de inmiscuirnos en el asunto y comenzar por casa. Si nos diéramos a esa tarea sabríamos que la imagen que tenemos de nosotr@s, no siempre suele corresponder con la imagen que perciben l@s demás de nuestra persona.

La falta de concordancia entre un “yo pienso ser” y un “yo soy” por lo general es grande y también afecta a las personas de nuestro alrededor. Identificar que ello pasa no es sencillo: debemos apelar a las personas que comparten más tiempo con nosotr@s para detenernos a conocer sus percepciones con respecto a nosotr@s para a posteriori, compararlas con la autoimagen que hemos construido y poder realizar un balance del estado de correlación que hay entre el pensamiento de nuestros seres querid@s y el nuestro.

Lógicamente hay que darle mayor relevancia a las características de personalidad que más se repiten, así buscaremos librarnos un poco de la carga subjetiva que nuestras valoraciones tienen, para reconocernos tal y como somos, sin arandelas ni adornos, sólo con nuestras virtudes y defectos a flor de piel.

Descubrirse a si mism@ no es fácil, por algo existen frases como “conócete a ti mism@ y conocerás al mundo”, pero eso de descubrirse sin escinsiones también implica el descubrirse a partir de l@s demás, pues si ell@s no importasen, simplemente viviríamos en una isla desierta absolutamente sol@s.

Exteriorizas lo que eres… no olvides que tus actos son los que te definen.

Con amor…
© Lluvia

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