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Cuadro de Mando Integral, todo lo que necesitas saber

El Cuadro de Mando Integral (CMI) o como se le conoce comúnmente en inglés, Balanced Scorecard (BSC) es una herramienta de análisis empresarial que data del año 1992 y que se caracteriza por romper con el modelo tradicional de gestión de empresa donde únicamente se tenía en cuenta la vertiente económica o financiera de la compañía para determinar su salud empresarial y lo bien o mal que se estaban haciendo las cosas. Se le dio una perspectiva a largo plazo donde se añadían variables a analizar relacionadas con el modelo de negocio de la compañía y que otorgaba una mirada global del desempeño laboral y la marcha como empresa.

Historia del cuadro de mando integral

Creado y desarrollado por los economistas americanos Robert Kaplan y David Norton, el cuadro de mando integral fue presentado por primera vez en 1992 en la reconocida revista Harvard Business Review con el objetivo de tener una visión global de la estrategia corporativa así como ayudar a la compañía a expresar los objetivos e iniciativas necesarias para cumplir con la ruta marcada.

Según esta prestigiosa publicación:

«El BSC es una herramienta revolucionaria para movilizar a la gente hacia el pleno cumplimiento de la misión a través de canalizar las energías, habilidades y conocimientos específicos de la gente en la organización hacia el logro de metas estratégicas de largo plazo. Permite tanto guiar el desempeño actual como apuntar al desempeño futuro. Usa medidas en cuatro categorías -desempeño financiero, conocimiento del cliente, procesos internos de negocios y, aprendizaje y crecimiento- para alinear iniciativas individuales, organizacionales y trans-departamentales e identifica procesos enteramente nuevos para cumplir con objetivos del cliente y accionistas. El BSC es un robusto sistema de aprendizaje para probar, obtener realimentación y actualizar la estrategia de la organización. Provee el sistema gerencial para que las compañías inviertan en el largo plazo -en clientes, empleados, desarrollo de nuevos productos y sistemas más bien que en gerenciar la última línea para bombear utilidades de corto plazo. Cambia la manera en que se mide y maneja un negocio».

Las 4 perspectivas de todo cuadro de mando integral

Cualquier cuadro de mando integral que se precie deberá estar formado por cuatro visiones, ejes o perspectivas para la empresa: financiera, interna, clientes e innovación-aprendizaje. Cada unas de estas cuatro perspectivas debe ser capaz de responder a una pregunta concreta:

  • Perspectiva financiera (financial). Esta perspectiva abarca el área de las necesidades de los accionistas. Debe responder a la pregunta ¿cómo nos vemos a los ojos de los accionistas?
  • Perspectiva interna (internal business). Esta perspectiva propone un análisis de los procesos internos de negocio y una predeterminación de los procesos clave. Debe responder a la pregunta ¿en qué debemos sobresalir?
  • Perspectiva de clientes (customers). En esta perspectiva se deberán cubrir las necesidades de los compradores entre las que se encuentran los precios, la calidad del producto o servicio, tiempo etc. Debe responder a la pregunta ¿cómo nos ven los clientes?
  • Perspectiva de innovación y aprendizaje (learning and growth). Tiene el objetivo de afirmar o no si la empresa puede seguir creciendo así como dotar a la organización de la habilidad para mejorar y aprender. Debe responder a la pregunta ¿podemos continuar mejorando y creando valor?

Tipos de cuadro de mando integral

Según el modelo de negocio de la empresa y del sector económico en el que se enmarca, los cuadros de mando integrales pueden organizarse en función de múltiples y variados criterios. A continuación nombramos algunos de los más importantes para clasificar tales herramientas de apoyo a la toma de decisiones:

  • Horizonte temporal
  • Sector de actividad
  • Niveles de responsabilidad y/o delegación
  • Áreas de organización o departamentos
  • Situación económica

Por supuesto, no hay un cuadro de mando integral perfecto y definitivo. Las empresas deben saber adaptarlo a sus necesidades específicas para convertirlo en una poderosa herramienta de gestión empresarial que les permita valorar la evolución de la compañía y aportar inteligencia al proceso de toma de decisiones.

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