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Emprendedor: Un estado del espíritu

Es emprendedor quien dispone de la capacidad individual de tomar iniciativas y de administrar la iniciativa tomada, y este adjetivo no hace distinciones entre gente joven y madura, aunque sí pide una aptitud específica. Hay quien llega al mundo dotado con esa aptitud, pero no todos los emprendedores lo son de nacimiento.

Incluso si fuera así tuvieron y tienen mucho que aprender, pues la característica de ser emprendedor es algo que se estimula, se enseña y se aprende.

En este mundo de rápidos cambios en el que vivimos incluso los emprendedores natos necesitan prepararse para las grandes empresas. La capacidad de emprender sin una determinada preparación permite ir poco más allá de los pequeños negocios.

Si le preguntara qué significa ser un joven emprendedor, tal vez usted me respondería que es tener entre 18 y 29 años y disponer de suficientes aptitudes para administrar un negocio propio. Con todo, cuando le hago esta pregunta la edad cronológica en realidad no pasa de ser un detalle y carece de relevancia en la respuesta. El núcleo de la respuesta se centra en la osadía, el ímpetu y en otras cualidades típicas de la juventud.

Ser un hombre o una mujer jóvenes no consiste tan sólo en ser osados, impetuosos y tener hormonas. Es más que eso: es disponer de las cualidades necesarias para ser emprendedor, potenciadas por una especie de lente de aumento para hacerlas más fuertes y vigorosas. Si tuviéramos que trazar un perfil del joven emprendedor diríamos que:

  • No sólo tiene iniciativa, sino que vibra más que los demás con sus iniciativas;
  • cree mucho en su potencial (si los emprendedores saben que pueden hacer algo, los jóvenes emprendedores están completamente convencidos);
  • es más intrépido que los demás, y eso no significa que no calcule los riesgos, sino que sabe que son inevitables;
  • aunque esté convencido de que está destinado a tener éxito, no teme al fracaso, pues sabe que si llega su vena emprendedora lo conducirá a nuevas oportunidades;
  • decide y asume la responsabilidad de sus decisiones con increíble facilidad;
  • controla todas las situaciones que rodean sus proyectos;
  • es dinámico, perseverante, está convencido, confiado y auto-motivado;
  • es optimista y soñador, pero sólo lucha por aquello que es capaz de ver (aunque los demás no lo vean);
  • tiene energía de sobra para sacar adelante más de un proyecto a la vez;
  • confía en su potencial de realización, pero sabe que un equipo bien liderado es fundamental para realizar sus proyectos;
  • conoce la importancia del liderazgo en el mundo actual, es consciente de su papel de líder y, por lo tanto, procura desarrollar características que le permitan ser un líder cada vez más eficaz.

Tanto los emprendedores como los líderes pueden nacer como “tales” o formarse para ello. Según Warren Bennis, profesor de administración de empresas y destacado especialista mundial en esta área, el liderazgo es “la capacidad de crear una visión apasionante, transformarla en realidad y mantenerla durante un largo periodo de tiempo”. Y está convencido de que existe una fórmula para realizar esta proeza y que los elementos de esta fórmula pueden transmitirse de una persona a otra, que las utilizará según sus características personales para definir su estilo de liderazgo.

Los factores necesarios para el liderazgo son:

Visión: ante todo, un líder debe ser un visionario. necesita desarrollar la habilidad de pensar en aquello que aún no existe y ser capaz de crear un mapa del futuro a partir de los datos de que disponga gracias a su intrépida visión. Una visión, en un cerebro normal, es apenas un sueño, pero cuando la visión aparece en un cerebro guiado por la estrella del liderazgo, se trata de una nueva empresa.

Compromiso: es el recurso generador de energía para realizar aquello que se desea. menos que esté completamente involucrado y comprometido con una actividad, el líder no conseguirá realizarla, pues le faltará energía. Comprometiéndose, será responsable del proyecto y responderá de su participación así como de la participación de terceros, asegurando con ello que el proyecto se realizará.

Comunicación: en la era de la agricultura mandaba quien disponía de la tierra. En la era industrial, mandaba quien tenía el capital. En la era de la información, manda quien tiene información, pero esto sólo es así cuando esa información se comunica. Y la comunicación sólo es eficaz cuando todos los implicados la entienden. Así, el líder debe saber identificar el canal de comunicación de sus interlocutores (el visual, el auditivo o el cinestésico) y, más aún, debe ser claro y objetivo al transmitir sus orientaciones a los liderados, debe encontrar la manera de romper las resistencias y saber adaptar su mensaje a las necesidades, preocupaciones, temperamentos y vocabulario de sus interlocutores.

Integridad: la credibilidad y la fiabilidad del líder dependen de su integridad, que es la forma en que sus valores personales y profesionales se reflejan en su lenguaje y en su comportamiento. Los emprendedores necesitan ser líderes. Y los líderes, ante todo, deben ser íntegros.

Realidad: Un estrecho contacto con la realidad permite al líder dar dirección a sus acciones. El líder no puede rechazar conocer cómo los demás perciben sus proyectos y sus planes. Sólo cuando disponga de este conocimiento podrá plantear estratégicamente la puesta en marcha de sus proyectos.

Intuición: en el mundo de hoy, el desarrollo de la intuición es crucial para el líder.

La intuición nos permite tomar decisiones correctas en base a datos incompletos, y es algo cada vez más necesario en la medida en que no podemos mantenernos informados de cuanto ocurre a nuestro alrededor y, con todo, debemos tomar decisiones firmes y correctas. Hay que destacar que la intuición es una habilidad del hemisferio derecho del cerebro y una de las características femeninas que predominarán en el mundo.

Ser un joven emprendedor es cualificarse para hacer realidad los sueños, para desarrollar el liderazgo, actualizarse constantemente y, sobre todo, mantenerse como joven emprendedor a cualquier edad.

Autor Dr. Lair Ribeiro

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