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La mente emocional Vs La mente racional

Según Seth Godin en su libro Linchpin (2010), una parte de nuestro cerebro, la más instintiva, constituye nuestra principal resistencia a cambiar, innovar o salir de nuestra zona segura. Esta parte de nuestro cerebro, que él llama instinto de supervivencia, es la que se preocupa de nuestra seguridad; se encarga de producir hambre cuando nuestro cuerpo necesita alimentos y temor cuando nos enfrentamos a cosas nuevas. Hay también otra parte del cerebro, a la que Seth Godin llama nuestro genio interior, que es capaz de generar las grandes ideas y el arte que nos permiten marcar la diferencia con el resto de personas.

Ambas partes están en constante lucha. Cada vez que sale tu genio —se te ocurre algo que podría ser brillante—, tu instinto de supervivencia trata de hundirlo, inventando toda clase de historias, razonamientos, urgencias y distracciones. Es difícil sacar lo mejor de ti cuando una parte de ti mismo te dice que te calles y sigas con tu vida.

Daniel Goleman explicó muy bien este fenómeno en su famoso libro Inteligencia Emocional (1995). Él denominaba mente racional a la parte de nuestro cerebro que piensa, y mente emocional a esa otra parte más impulsiva. Ambas interactúan y forman nuestra vida mental.

La mente emocional se corresponde físicamente con el sistema límbico, mientras que la racional se corresponde con el neocórtex. El sistema límbico es la parte del cerebro que se desarrolló en primer lugar y por tanto, aunque es mucho más pequeña, es más poderosa que el neocórtex.

Cuando aparece una emergencia, es la mente emocional la que toma el control. En ese momento, es difícil razonar. Incluso cuando le mente racional gana inicialmente la batalla, la mente emocional trata muchas veces de retomar el control. Es cuando te dices: «¡Uy! No tenía que haberlo hecho».

La resistencia que provoca la mente emocional —o el instinto de supervivencia— hace que muchos eviten las herramientas que les pueden hacer ganar tiempo y ser más productivos. Prefieren estar ocupados haciendo la lista de tareas de otros a crear la suya. Al vivir siguiendo las instrucciones de otros, no tienen la culpa de nada cuando algo no funciona. ¡Qué tranquilidad!

Es también la principal razón por la que mucha gente fracasa al tratar de implementar un método de productividad laboral como GTD. Implica cambiar. Implica disciplinarse en hacer las cosas importantes y eliminar las que simplemente te mantienen ocupado.

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