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La violencia como promotora del pensamiento emprendedor Colombiano

Colombia es en la actualidad un país marcado por los fuertes y prolongados conflictos que han tenido lugar a lo largo de las últimas décadas, definiendo el curso de su historia y el carácter de su población; siendo esto último aquello sobre lo que girarán las presentes letras; puesto que, luego de analizar la historia de vida de dos personajes que se pueden adjetivar bajo el calificativo de “excepcionales”, por lo reducido que resulta el número de casos símiles existentes y la forma en que se dieron sus circunstancias; no es insensato considerar plausible la hipótesis de que la violencia puede, el alguna medida, estimular el pensamiento emprendedor.

El colombiano, independientemente de cuan complejas sean sus circunstancias, suele caracterizarse por adoptar una serie de posturas, muy positivas de por sí, ante la vida, componentes su ideología, lógica o pensamiento y justificantes de sus acciones, que en la mayor parte de las ocasiones resultan siendo en función de una saludable concepción de lo correcto. Claro ejemplo de ello son Haidy Duque y Mario Hernández, reconocidos emprendedores que tienen en común, aparte de ser grandes personas, ciudadanos colombianos y excelentes estrategas; el hecho de haber sido víctimas del desplazamiento, orfandad –como lo es en el caso de Mario que perdió su padre cuando tenía tan sólo diez años de edad-, y demás problemáticas derivadas de la violencia y el conflicto.

Decisiones difíciles como la de huir a la Capital –difíciles teniendo en cuenta la juventud de los protagonistas en tal instante y el que fuesen oriundos de provincias rurales-, seguir adelante luego de la muerte de su padre y el desechar definitoriamente todo rencor e idea de venganza; fueron parte esencial de las dos historias que se alzan como el sustento de la hipótesis a que se hace alusión con el título; además de una fuerte convicción en que las acciones pacíficas pueden cambiar de forma drástica, la realidad del país.

Haidy Duque es creadora de la fundación “Taller de Vida”, diseñadora de una estrategia que luego se emuló en países que también sufren el conflicto como Camboya, Uganda y Angola; galardonada con el premio Ashoka (2004) por sus labores como emprendedora social y fundadora de la Corporación Kayros, organización dedicada a trazar estrategias para enriquecer a la comunidad vulnerada por la violencia y dignificar su existencia.

Mario Hernández es creador de una de las empresas marroquineras más prestigiosas en la actualidad. Galardonado también con el premio Ernst y Young en la categoría Emprendedor Master del Año (2009).

Son éstas dos historias, junto con otras que de seguro existen, evidencia de que en alguna medida las condiciones de suprema dificultad, como lo son las que propicia la violencia producto del conflicto armado, resultan estimulantes del carácter emprendedor en nuestro país, representando la problemática actual una oportunidad, para muchos líderes, de poner en marcha sus proyectos, de actuar pretendiendo el bien común, la construcción de sociedad y generación de oportunidades para aquellos a quienes comprenden, por el hecho de haber estado en sus zapatos; y que sin la enorme voluntad, necesaria disciplina, mentalidad innovadora y accionar emprendedor –como resultado de todo lo anterior-, imposible parece su cambio, su crecimiento.

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