Gracias por el post. Me gustaría complementarlo con las siguientes reflexiones: básicamente, es necesario conocer si tu producto es un bien, un servicio, o una idea (que también puede ser un producto), y en cualquier caso añadir una idea a tu producto o servicio, si éste no la tiene asociada. Y esa idea tiene que estar ligada con emociones y motivaciones de compra. Así pues, el producto puede ser la combinación de algo tangible e intangible, y puede ser la combinación de los tres, de bienes, servicios e ideas. De hecho, la mayoría de las veces el producto es un conjunto de todos ellos, como resultado de un esfuerzo creador para satisfacer necesidades, y que las personas, empresas y organizaciones ofrecen a su mercado, con fines lucrativos o no lucrativos (puede ser también por mover opiniones). Por ejemplo, un tratamiento de estética es un servicio, pero la idea que vende es el deseo de juventud. Hay empresas que venden “experiencias”, y eso es algo más que simplemente un servicio. En ese sentido, el vendedor tiene que analizar si su producto es sólo un bien tangible, o si incluye elementos intangibles; si es o si incluye un servicio, o si es o si incluye una idea. Y en cualquier caso, si podría incluirlos como forma de diferenciarse.

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