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Marketing como sinónimo de mentira

Siendo alguien que escribe a diario sobre un tema tan extenso como bello, por lo vanguardista, innovador y artístico, refiriéndome evidentemente al marketing, he llegado a conocerle lo suficiente como para permitirme elaborar una pequeña –y lo más objetiva posible- critica a lo que acontece diariamente dentro de este mundo en el que no todo lo que brilla es oro y la mayor parte de las cosas que se dicen no son ciertas.

El marketing o arte de generar deseos de consumo en los usuarios, se vale de numerosos instrumentos para hacer llegar a los ojos del cliente las marcas, sembrándolas en su mente y si es posible en su corazón. Todo esto parecerá algo muy natural y hasta atractivo si no nos detenemos en el analizar el sinnúmero de mentiras y artimañas de las que se valen muchas empresas para vender, pensando únicamente en las utilidades e ignorando el deseo de Calidad en los productos y cumplimiento de las promesas, por parte de los clientes.

Si bien es cierto que actualmente es mucho más difícil engañar al cliente por la enorme cantidad de información que circula y lo bien preparado que este llega al momento de la compra, siguen representando una mayoría los crédulos, mayoría, que se deja engañar por las compañías que empañan el hermoso y amplio mundo publicitario.

Spots publicitarios que venden la imagen de muchas empresas como comprometidas con el cuidado del medio ambiente, como gestores sociales, como ofertantes de productos de altísima calidad y a bajo precio o que ofrecen milagros como la eliminación de grasa y arrugas, entre muchos, inundan nuestras calles, nuestros televisores, diarios, monitores, entre otros.

Un ejemplo del marketing como sinónimo de mentira lo presenta hoy a nosotros la empresa Tailandesa True Corporation, quien con un emotivo spot que bajo el lema “Dar es la mejor comunicación” emociona a millones de internautas, mientras que sus servicios son tan paupérrimos que, de conocerlos cualquier colombiano, se sentiría sumamente sorprendido de saber que existe una empresa de comunicaciones peor que Claro.

Los gobiernos a través de estatutos de comercio y demás intentan mitigar los efectos de esta problemática, cobrando multas que nadie sabe en que invierten, a las empresas que luego de denuncias y posteriores investigaciones, se encuentran acusadas de usar publicidad engañosa, empero, esta medida es la más plausible encontrada por los incompetentes que ya conocemos, y que no considero sean dignos siquiera de ser mencionados en la presente columna.

Y ya para terminar, procurando no aburrir al lector a causa de la extensión de mis palabras, concluiré diciendo que, como ser que analiza a diario el marketing y le apasiona su lado bello, ese que promueve la creatividad, permite el desarrollo del arte, lucra y engrandece tanto al alma como a las compañías que lo merecen, que no es bueno creer todo lo que dicen las campañas publicitarias, exhortándolos a cuestionarse y cuestionar un poco, denunciar si es posible y disminuir el máxime posible, los pútridos efectos de este cáncer del marketing: más exactamente la mentira.

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