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Profesional independiente: ¿Ser o no ser?

el 6 febrero 2014

Muchos de mis clientes llegan a mi consulta con la idea de emprender y convertirse en profesionales independientes, pero también traen una mochila con dudas, miedos y mucha ansiedad. Como es habitual, hay factores que pueden hacerte pensar que estás más preparado para serlo y otros que te inclinan a seguir siendo empleado. Si estás dudando si convertirte en un profesional independiente es para ti, o tal vez si ya te has decidido pero no sabes bien a lo que te expondrás y aquí tienes una lista de factores que te ayudarán en esta etapa y podrás considerar a la hora de dar este paso tan importante. ¿Cuál será el más decisivo para ti?

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de ser profesional independiente?

Profesional independiente

1. Flexibilidad horaria

Lo positivo:

Esta es una de mis razones favoritas. Cuando eres independiente puedes no cumplir un horario específico y decides en qué horas trabajarás. Nadie te supervisa ni decide por ti. ¿Te gusta madrugar y comenzar bien temprano con las tareas más estratégicas y dejar las operativas para la tarde? ¿Te gusta dormir hasta tarde? ¿Prefieres trabajar por las tardes (o hasta por las noches) para poder dedicar la mañana a otras actividades familiares, como llevar los chicos al colegio u ordenar la casa, o actividades personales como hacer algún deporte?

La flexibilidad te permite no sólo elegir en qué horas (y cuántas horas) trabajarás cada día, sino también ser flexible con ese plan ante determinadas situaciones (por ejemplo el acto de escuela de tu hijo, un almuerzo largo al que te invitó un amigo, un taller de capacitación en la otra punta de la ciudad, un turno con un médico que sólo atiende en medio de tu jornada laboral).

Cuando eres empleado, por más flexibilidad que te ofrezca la empresa a la que puedas pertenecer, hay normas que cumplir, horarios más restrictivos para que todos trabajen colaborativamente y las excepciones tienden a minimizarse.

Lo negativo:

La flexibilidad horaria es un arma de doble filo que debe manejarse con mucha cautela. Como profesional independiente requerirás de una muy buena organización para que tus actividades se lleven adelante y logres tus objetivos a pesar de que no tengas horarios fijos de trabajo. La rutina es lo que te ayuda muchas veces (casi sin pensarlo) a avanzar con tus tareas. Si eres independiente, tienes que generar nuevas rutinas y hábitos, porque los que tenías antes, cuando eras empleado, difícilmente te vayan a servir. Uno de los cambios más importantes que tuve cuando me independicé es tener que organizar las tareas que tenía que hacer durante todo el día. Antes, más del 50% de mi trabajo era “on demand”. Esto significaba que en cuanto traspasaba la puerta de mi oficina tenía alguna persona esperándome para preguntarme algo, algún pedido concreto, un mail para responder, una reunión de último momento, etc. Siempre estaba ocupada y estaba siendo productiva. Cuando me independicé no podía esperar que me llegara un mail o una consulta para “activarme”, tenía que procesar y generar mi propio trabajo. Además, tal vez te ves muy ocupado si estás contestando mails o leyendo blogs pero, ¿Será que estás siendo realmente positivo?. Si te sientes identificado con esto, es un cambio importante que tendrás que hacer. No se trata de dejar de ser reactivo para ser proactivo, sino de dejar de vivir “on demand” para tener una mucho más alta cuota de planificación en el día a día.

2. Dinero

Lo positivo:

Mucho se habla de la libertad financiera que ofrecen los negocios propios pero poco se entiende sobre qué es exactamente. La libertad financiera es tener más dinero disponible en tu cuenta lo que te permitirá la “libertad” de hacer lo que quieras con él. Parece obvio. Pero tener más dinero es una consecuencia de mejores resultados en tu negocio y no es automático. En general, cuando eres empleado tienes un marco establecido para tu salario. Aún cuando cambies cada año de empresa o asciendas regularmente a mejores posiciones, normalmente no tienes grandes saltos de salario. Me refiero a que no puedes duplicar, triplicar o multiplicar por 100 tus ingresos frecuentemente. Esta limitación no existe para los profesionales independientes que tienen su propia empresa, porque tener un negocio propio te da la posibilidad de generar una estructura de colaboradores y socios que te permitirá atender más clientes y mejorar tus servicios, lo que incrementará tus tarifas y por consecuencia tus ingresos totales.

Lo negativo:

Este punto es uno de los más relevantes y no puede ser pasado por alto. Especialmente para quienes recién comienzan. Cualquier negocio propio es altamente propenso a tener inestabilidad de ingresos y debes poder manejarlo. Y no estoy refiriéndome sólo a cómo resolverlo operativamente, sino de que debes aceptarlo mentalmente y convivir con esto sin estresarte. Claro que esto no te pasaba cuando eras empleado, porque sabías exactamente de cuánto era el pago que recibirías cada mes y exactamente por qué monto!. Pero cuando eres un profesional independiente lidias con diferentes situaciones. O directamente no ha sido un buen mes y no has conseguido muchos clientes, o alguno de tus clientes tiene un problema y te difiere el pago, o algún contrato ha sido cancelado. Son todas situaciones cotidianas que debes saber que pueden suceder, y debes estar preparado emocional y mentalmente (y operativamente, por supuesto) para afrontarlo.

3. Independencia

Lo positivo:

Es fantástico pensar en independizarte y sentir que tienes todo el camino por recorrer y que será a tu manera. Cada decisión, cada estrategia. Decidirás con qué cliente trabajar y con cual no. Evaluarás lo que mejor te parezca para atender a cada uno de ellos. También podrás elegir qué tareas harás y cuáles delegarás. Cuando eres un empleado, en el mejor de los casos tienes independencia de criterio. Esto significa que ante una situación determinada, puedes elegir la mejor solución dentro de un marco ya pre-establecido. Pero normalmente el rumbo de la compañía, el tipo de servicios, el tipo de clientes y las estrategias más importantes, son definidos en otro nivel y a ti te queda llevar adelante las actividades que logren esos resultados esperados. Cuando eres independiente tú elijes el rumbo, las estrategias, los caminos de acción. Eliges para qué se creó esta empresa, qué necesidades atenderá y cómo contribuirá en el mercado. Eso te hará sentir realmente dueño y director de tu propia empresa, porque eres el protagonista de la decisión.

Lo negativo:

Si eres una persona que prefiere que le digan lo que tiene que hacer, estarás en problemas si quieres ser un profesional independiente. Si bien siempre puedes contratar asesores, mentores, consultores, en general éstos te aconsejan, te muestran algunas alternativas y sus probables consecuencias, pero la responsabilidad y la decisión final es del dueño de la compañía. Como profesional independiente, ese eres tú. Tendrás que tomar decisiones todos los días, desde lo más pequeño hasta lo más importante, y debes sentirte cómodo con esta situación.

Otro punto importante es “adiós al piloto automático”. Y este punto me encanta porque estoy segura que te habrá pasado alguna vez siendo empleado, uno de esos días en que no tienes mucho ánimo, estás por demás cansado o hasta algo apático y entonces activas el “piloto automático”. ¿Sabes a lo que me refiero? Si no tienes una fuerte supervisión, es probable que ese día no generes muchos resultados. Muchos mails, alguna reunión, y la inercia y la rutina harán el resto para que el día termine. Pero cuando eres independiente, un día así puede costarte caro.

4. Trabajando desde casa

Lo positivo:

Este último punto es un más controversial porque muchos profesionales independientes (por la naturaleza de su función) no pueden trabajar desde casa. Pero aún si no puedes hacerlo todos los días, es una buena opción lograrlo algunas veces por semana. ¿Por qué? Porque te permite equilibrar mucho más tu vida personal-laboral. En primer lugar, no lidias con el tránsito. Es impensable la cantidad de horas que pierdes cada día sólo en “trasladarte”. Además del tiempo, el estrés de esta situación también afecta negativamente tu humor y tu energía del día. En segundo lugar, puedes trabajar con mucha mayor concentración. En general en las oficinas hay ruido del ambiente, suena tu teléfono constantemente, siempre pasa alguien por tu puerta pidiéndote algo, etc. Cuando trabajas desde tu casa tienes mayor privacidad y disposición para trabajar especialmente con esos proyectos que requieren de tu mayor concentración.

Lo negativo:

Lo más complicado es crear un ambiente de verdadero trabajo y así lograr minimizar las interrupciones propias del hogar. Cuando trabajas en casa es sencillo que las personas que viven contigo (en especial si tienes niños pequeños) te interrumpan frecuentemente. Puede ser para hacerte una pregunta, un comentario o hasta para pedirte algo. Seguro estás pensando que pueden ser cosas sencillas que resolverás en 1 minuto. Pero aún así, dejarás de hacer lo que estás haciendo y deberás luego volver a comenzar. Si pierdes la concentración a cada rato, te costará ser eficiente en llevar adelante las actividades especialmente las que requieran de un mayor nivel de esfuerzo mental. La mejor solución a esto es tener un lugar privado (con puerta que puedas cerrar) o un rincón de la casa sin ruido del hogar (el televisor de los chicos, por ejemplo) que te permita concentrarte y trabajar relajado. Es fundamental que puedas conversar con quienes viven contigo y acordar normas para evitar las interrupciones.

Por otro lado, si estás solo lo más probable es que pierdas la noción del tiempo y de cuando tienes que comer o hacer recreos. ¿Te sorprendes con esto?. Es imprescindible, porque alimentarse correctamente y descansar periódicamente es un pilar fundamental del éxito personal y profesional. Cuando eres empleado hay un horario en el que todas las personas comienzan a pasar por la puerta de tu oficina con sus abrigos y carteras y sabes que van a almorzar o a tomar un café de receso. Te sumas y estarás un rato despejándote de lo que habías hecho durante la mañana. De nuevo, la rutina te lleva. Si estás en tu casa, necesitarás más control del tiempo y sin duda una fuerte decisión de “cortar” con la actividad, tomar un rato para relajarte y almorzar algo.

El aislamiento también es otro punto en contra. Si eres una persona muy sociable y te encanta conversar con todos tus compañeros, de repente te independizas y sólo hablas 2 ó 3 veces por día con tus clientes o proveedores, te puedes sentir algo aislado y eso te hará sentir incómodo.

Espero que te haya sido útil este recorrido por lo positivo y negativo más importantes de ser o no un profesional independiente. En mi experiencia personal, esta información me ha servido para entusiasmarme con los “aspectos positivos” y tener bien monitoreados cada uno de los “aspectos negativos” para estar alerta y resolver esas situaciones cuando se presentan. ¿Y en tu caso? ¿Qué peso tienen unos respecto a los otros? ¿Cuáles de estos factores te han ayudado a tomar mejor tu decisión?