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Profesionalismo y ética en la consultoría de empresas

Por: Jaime Martínez Ramírez

Introducción

Recientemente las grandes empresas, organismos institucionales, ven a la consultoría como un sinónimo de mejora continua, y es que si bien, cabe mencionar que este  su vez es un servicio profesional de gran utilidad para ayudar a los directivos de las organizaciones a identificar y definir los principales problemas que afectan a sus organizaciones para alcanzar sus propósitos fundamentales, sus objetivos emanados de la misión, analizar las causas que lo provocan, identificando las causas raíces y proyectar acciones para su perfeccionamiento y que estas se implemente.

El consultor como agente de cambio ético

Es allá donde entra el consultor como “agente de cambio”, que debe de cumplir con un trabajo apegado al profesionalismo y a la ética, de él dependerá con sus conocimientos la capacitación de personal, mejora en los diferentes procesos, y el crecimiento económico de la empresa. No sin antes tener en cuenta que toda la información que la empresa brinde debe de ser resguardada con responsabilidad, y es allá donde entra la ética como ciencia y ley.

La empresa y la consultoría en el campo del profesionalismo

“Una consultoría se lleva a cabo por empresas o personas llamadas consultores o consultoras, que son profesionales o empresas propiamente tales, especialistas en la materias que una organización necesita mejorar o que considera problemas a solucionar” (Kubr M. , 1980).

Y es que hoy en día una empresa tiene más valor y genera más confianza a inversionistas, proveedores, acreedores, y a la economía de una región o país si esta tiene una certificación, misma que es generada a través de consultorías.

Estas consultorías deben de ser llevadas a cabo por personal altamente capacitado con compromiso y vocación, con ética y responsabilidad, pues en las manos del consultor recae gran parte de la información interna de la empresa, y es él el que tiene que generar un cambio a raíz de su conocimiento.

Dicho lo anterior, Milán Kubr menciona lo siguiente:

La confianza que el cliente deposita en el consultor debe de ser (en teoría) respetara y valorara, con un trato adecuado tanto a su persona como con la información valiosa que se está poniendo en juego (normalmente los problemas en su empresa, institución y/o con sus empleados), información que debe ser manejada con discreción (Kubr M. , 2004).

Ética y profesionalismo en la consultoría

Si bien es cierto la ética y el profesionalismo no son lo mismo, en conjunto hacen que el consultor cumpla con responsabilidad, legalidad, certeza, confianza, solidaridad, y seguridad en su campo de trabajo.

De ello dependerá los buenos resultados que el cliente espera para su empresa, como la motivación de personal, la mejora en procesos, la certificación en la calidad de la empresa con las normas ISO, con las normas y estándares de calidad en el medio ambiente, generando como se han mencionado anteriormente un gran valor empresarial.

José Julio Bastidas Núñez en su obra Perfil Ideal del Consultor, define profesionalismo de la siguiente manera:

“Profesionalismo es el compromiso de obtener y mantener el conocimiento y destrezas requeridas en un campo especifico y utilizar ese conocimiento y destrezas para proveer la más alta calidad de servicios” (Núñez, 1999).

En resumen

En grandes rasgos, la consultoría como ciencia o profesión al igual que otras más como la biología, la ecología, el derecho, la administración, etc., tienen en consideración la unión con la ética al ser ciencias sociales, que buscarán siempre la mejora continua en las empresas, y a su vez el mejor comportamiento con el medio ambiente.

Bibliografía

Kubr, M. (1980). Consultoría de empresas: guía de la profesión. Ciudad de México: Limusa.

Kubr, M. (2004). Consultorá de empresas: guía para la profesión. Ciudad de México: Limusa.

Núñez, J. J. (1999). Perfil Ideal del Consultor. Ciudad de México.

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