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La productividad en la pequeña empresa española

En los últimos años hemos oido en muchas ocasiones que las empresas españolas y sus trabajadores son poco productivos, es decir que por cada euro invertido en producir o prestar servicios, se obtiene un rendimiento bajo.

Algunos políticos y medios de comunicación han querido usar está baja productividad como arma para desmontar ideologías o leyes, pero lo cierto es que la baja productividad tiene su principal fuente en el tamaño y tecnificación del tejido empresarial, en ambos casos pequeño. Las empresas pequeñas deberían estar altamente tecnificadas y especializadas, pero rara vez es el caso.

Un cliente, pequeña constructora especializada en reformas puntuales de casas en el casco antiguo y zonas residenciales de alto poder adquisitivo, suele trabajar con margenes cercanos al 30% en los que además tiene una clientela altamente fidelizada y satisfecha, periodicamente acepta pedidos de clientes fuera de este perfil, incluso ocasionalmente ha realizado alguna promoción; en estos casos normalmente ha visto su margen reducido e incluso ha tenido margenes negativos. Este es un ejemplo válido para muchas empresas en España (y supongo que muchos otros lugares). Esta constructora debería rechazar estos trabajos a no ser que fueran de clientes clave. Si debería rechazar trabajo que va a suponerle reducción de margen o incluso de beneficio. Entonces está el otro problema, el tamaño, si no tengo clientes suficientes para poder especializarme tengo que adaptarme a lo que me solicita el cliente y arriesgarme en cada venta a ganar o perder dinero y a crear valor para el cliente.

En cuanto a la tecnificación, las soluciones online de herramientas de gestión permite a empresas pequeñas usar tecnología a un coste adecuado a su estructura, por lo que ya no es escusa para no modernizar la gestión administrativa de las empresas.

Centrarse en lo que uno sabe hacer, encontrar la forma de conocer que valora nuestro cliente de nosotros y tener una estructura adecuada al valor que podemos aportar y por el que están dispuestos a pagar los clientes, es la base de la productividad; sin olvidar que el valor creado lo generan todas y cada una de las personas que trabajan en la empresa.

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