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Las lavadoras y secadoras: un invento revolucionario que marcó a la sociedad

Un techo sobre la cabeza, un trabajo, un descanso reparador, tres comidas al día y ropa limpia: estas son las necesidades básicas que tienen todas las personas del mundo para llevar una vida con tranquilidad y comodidad. Todo lo demás son simplemente gustos y lujos que algunos pueden ahorrar para poder darse y otros no.

En este caso particular debemos hablar de la importancia que tiene para una familia tener una lavadora secadora en casa. Sobre todo para aquellas personas que tienen varios hijos que mantener y que constantemente se ensucian ya sea jugando en la calle como en la escuela. Si para ir al colegio utilizan uniforme, este también necesitará un lavado y secado constante y rápido para no tener que hacer gastos enormes en ropa.

Si tuviéramos que retroceder menos de 100 años, nos encontraríamos en tiempos en donde en todo el mundo lavar las prendas era una tarea difícil, costosa y que requería prepararse días de anterioridad para hacerlo. La cuestión de cómo lavar ropa pasaba más por un punto de vista de traslado y componentes de limpieza, más que apretar un par de botones y darle al “play” como se hace en la actualidad.

Por lo general, las mujeres debían acercarse a los lagos con grandes canastas pesadas y llenas de ropa para poder lavarlas. En el mejor de los casos, sobre todo en el ámbito rural, existían los clásicos pozos que a veces podemos apreciar en algunas películas. En estas épocas, las únicas Lavadoras eran las personas, amas de casa o mucamas, que cumplían con esta ardua tarea prácticamente día a día.

Afortunadamente, gracias al descubrimiento de la electrónica, la inteligencia artificial y las constantes evoluciones logradas en todos los dispositivos eléctricos actuales, lavar la ropa hoy es más una tarea casual que algo complejo o que toma tiempo directo de las personas. Con tan solo abrir la parte de adelante de una Lavadora frontal, tirar la ropa dentro y cargarla con jabón y suavizante se termina la historia.

Lo mismo podemos afirmar de la manera en la que secamos la ropa. En otras eras era necesario dejarla al aire libre o frente al fuego para que las prendas se sequen, y era todavía más difícil en los lugares del mundo donde los climas húmedos son más comunes. Hoy por hoy, con una secadora de ropa o una lavadora secadora el secado de las prendas es casi total y con un posterior planchado el secado se puede completar con sencillez.

La centrifugación: un fenómeno físico que se aprovecha hasta hoy

Puede parecer obvio para muchas personas, pero el primer gran paso tecnológico que se dio para llegar a las lavadoras en la actualidad fue el proceso de centrifugación. Esto se dio de la mano de personas que poseían una gran imaginación, estudios sobre la física y, claro está, un importante financiamiento que proveyeron otras personas que se encontraban en posiciones económicas mucho más altas.

En pocas palabras, dentro de la química y la física la centrifugación es un proceso de separación de mezclas, es decir, dos o más componentes La centrifugación es utilizada para separar elementos sólidos de los líquidos o elementos líquidos de otros iguales que poseen diferentes densidades. En este sentido, todo dispositivo que centrifuga deja en la parte superior a las partes menos pesadas y en el fondo a los elementos más pesados.

Con este descubrimiento que se dio aproximadamente unos 150 años, algunos inventores se dieron cuenta de que la centrifugación era ideal para liberar a las ropas de las manchas y suciedades más complejas de lavar. De esta forma, en tiempos anteriores al uso de la electricidad, las primeras lavadoras a pedal con mecánicas de centrifugado fueron creadas. Naturalmente, estas estaban disponibles solo para las personas más pudientes.

Con el paso de los años, al centrifugado se le sumó la habilidad de calentar el agua para quitar las manchas más difíciles y se eliminó el pedal para hacer girar la centrífuga a cambio de una palanca mucho más sencilla de utilizar con las manos. De esta forma y de manera muy limitada para la población “común”, las primeras lavadoras y secadoras vieron la luz del día.

La razón de esto es que las secadoras de ropa también funcionaban de forma ideal con el proceso de centrifugación, ya que separaban los líquidos de las prendas que necesitaban secarse lo más pronto posible. El aspecto económico en este sentido sigue siendo muy importante, ya que para aquellos tiempos comprar dos de estas maquinarias era algo prácticamente imposible.

La lavadora a motor eléctrico: el siguiente pasó a la modernidad

Ya conocemos bien la rueda de la tecnología y su semejanza a la bola de nieve: una vez que comienza a girar, es muy difícil que pare. De esta manera, en 1906 un ingeniero oriundo de Chicago, Alva John Fisher, reveló al mundo la primera Lavadora carga frontal de la historia. Este invento, con el paso de algunas décadas, se convertiría en uno de los más importantes avances sociales en toda la historia de la humanidad.

Sería a partir de la década de 1920 cuando la lavadora incluiría el clásico tambor con la que se sigue fabricando hoy en día. Fisher se hizo millonario gracias a su creación y, con el crecimiento económico masivo de millones de personas, las lavadoras con conexión eléctrica comenzaron a ser parte de muchos más hogares, sobre todo en las sociedades de Europa y Estados Unidos de América.

Años más tarde la compañía Savage Arms Corporation, que dejó de existir a mediados de los ‘80, fabricó por primera vez la que es la hoy reconocida secadora eléctrica, que también funcionaba a base del ya no tan novedoso proceso de centrifugación. Sin embargo, estas maquinarias no ganaron una gran popularidad sino hasta muchos años después, ya que venían separadas de las lavadoras y suponían un gasto más que no podían pagar.

Durante los gloriosos años americanos de los ‘60 es cuando las lavadoras comenzaron a lanzarse al mercado con la característica única de ser “automáticas”. Con la creación de estas máquinas, muchos inmigrantes del este asiático abordaron los Estados Unidos y fundaron lavanderías profesionales que atendían a miles de personas que no podían costear una lavadora personal.

A partir de estos años de oro, gran parte de los hogares más modernos comprarían y le darían uso tanto a lavadoras de carga frontal y vertical: una variedad simple pero que proveía grandes beneficios espaciales de acuerdo a los tipos de casas que eran instalados. Las primeras de estas ofrecían una carga mayor de ropa para lavar, y las segundas, además de ser más baratas, preveían los dolores de cintura y espalda en las amas de casa.

Las lavadoras y secadoras en la actualidad: estudios sociológicos y de mercado

Actualmente, después de los celulares llamados “inteligentes” y las Smart TVs, la lavadora y secadora se lleva un robusto tercer puesto en las compras en toda América Latina. Aunque el entretenimiento pasó a tener una prioridad indiscutible, lo segundo que buscan las familias latinas es pulcritud y limpieza, no solo en sus hogares sino también (e incluso más) en las prendas que utilizan día a día para vestirse.

Las más grandes marcas dedicadas a la creación de electrodomésticos de todo el mundo como Samsung, LG, Bosch, Electrolux y varias más saben que los comportamientos y necesidades de sus clientes son esenciales para hacer crecer las ventas de sus dispositivos. Es mediante estos estudios en los que los ingenieros encuentran inspiración e ideas para hacer nuevos y mejores aparatos de este tipo.

Al hablar de necesidades estudiadas por las compañías, por supuesto, nos referimos a la comprensión de cómo se componen la gran parte de los hogares: cantidad de integrantes, el material y los colores de las ropas de moda, la dificultad de uso de sus productos, su eficiencia, su rapidez y, en los últimos tiempos, cuánto ahorro energético son capaces de proveer a los usuarios.

Actualmente, en el mercado cada lavadora y cada secadora ya sea inteligente o común es un accesorio infinitamente valorado por la sociedad, sobre todo si consideramos como era hace no tanto tiempo. Después de todo, les permite a las personas cumplir con el lavado y secado de enormes cantidades de ropa y varias veces por día si fuera necesario y si una emergencia se los exigiera.

Los programas de lavado y secado

Todas las lavadoras del mercado actual tienen programas en los que se pueden configurar diferentes tipos de lavados para diferentes clases de prendas. En términos generales, hablamos de las lavadoras que permiten lavados con cloro, blanqueador o jabón; tiempos de lavado; posibilidades de uso de agua caliente si es necesario; y hasta modos de uso para componentes como cachemira, algodón y otros tipos de lana.

Sin embargo, hasta el día de hoy siguen habiendo reglas básicas de lavado que son implícitas. Cómo lavar ropa negra es un claro ejemplo de esto, ya que nunca se mezclan telas o lanas blancas con ropas oscuras o de otros colores fuertes. La temperatura, el enjuague y el centrifugado son otras de las características que cada lavadora o secadora tienen y que, usualmente, se pueden encontrar los detalles de su uso en sus manuales.

Obviamente, las Lavadoras en promoción no son de las que suelen ofrecer la mayor cantidad de variables en sus programas de lavado, pero son indudablemente mejor que no tener una en absoluto. Podemos afirmar con confianza, de hecho, que incluso la lavadora más económica ya puede hacer ver cambios en un hogar de los que nadie se arrepentiría jamás. Con tiempo y ahorros, siempre se puede hacer una compra mejor de ser necesaria.

La eficiencia energética de las lavadoras y secadoras

Este aspecto es muy sencillo, pero debe estar claro para cualquier futuro usuario: todos los electrodomésticos poseen una etiqueta de eficiencia energética marcada con letras que van desde la A hasta la G, siendo la primera la más eficiente y la última la que más gastos energéticos producen. Afortunadamente, una torre lavadora y secadora actual suele tener una eficiencia energética alta, por lo que la factura de luz no tomará por sorpresa a nadie.

Es cierto también que una secadora a gas es mucho más económica tanto en gasto económico como energético a comparación de otra eléctrica. Sin embargo, la eficiencia de estos dispositivos baja mucho cuando se trata de un aparato que funciona mediante el uso del gas. En este sentido, queda en cada uno de los clientes seleccionar el producto que mayores ventajas les traiga a largo plazo.

El uso de agua en una lavadora también es importante para considerar. Es común encontrar en las especificaciones de estos electrodomésticos cuánta agua utilizan para hacer cada lavado, sin importar que se trate de dos prendas o del tambor completo. Por este motivo, es recomendable que siempre que sea posible las lavadoras sean llenadas a tope para aprovechar tanto el gasto de electricidad como el de agua, que no es tan económico.

El cuidado de la energía es esencial no solo para el sur de América, sino para todo el mundo, ya que nos encontramos en tiempos de crisis energética. Con respecto a esta temática, la periodista colombiana Alejandra Betancourt reveló en un artículo para Enter.co que las lavadoras no se encuentran ni siquiera en el tercer lugar de los electrodomésticos que mayor energía gastan en Colombia.

Los primeros tres lugares, de hecho, los ocupan la nevera, los computadores y los televisores, sobre todo los conocidos como Smart TVs, acorde a la experta. La lavadora se ubica en un entendible cuarto lugar, seguida por las planchas, y los secadores. Este artículo fue escrito en consideración a la fuerte inflación por la que está pasando Colombia y, en gran medida, en muchos otros países sudamericanos.

Por este motivo es imperativo que las personas compren o cambien sus viejas lavadoras, ya que son artículos que serán cada vez más caros y cuya tecnología siempre se encuentra creciendo en el mercado.

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