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Los Principios Estratégicos

Los Principios Estratégicos son en realidad el “software” que hace funcionar la mente del STRATEGOS en la aplicación de Estrategia.

La manera más apropiada de entender en toda su magnitud lo que representa el STRATEGOS en la lógica de Lo Estratégico y en el universo de los conceptos generales de gobierno, se alcanza remitiéndose a Él como «Profesional de la Estrategia».

El STRATEGOS debe ser un individuo que tenga profundos conocimientos de todo lo vinculado a Lo Estratégico, vasta experiencia en la ejecución de los conceptos y vivencia práctica de los éxitos y los fracasos que están asociados al fenómeno.

Cuando se trata de hacer referencia a la persona que se encuentra detrás de la Estrategia, muchos se remiten a él como «estratega». Esta denominación queda corta para el STRATEGOS porque en esencia muchas personas pueden, coyunturalmente, incluirse en la definición del estratega o aquel que ha desarrollado un acción con lógica estratégica, sin embargo el STRATEGOS «profesionaliza” estos conocimientos y los pone en práctica en todo momento, los conoce a profundidad, los estudia, los revisa, los cambia y evoluciona con ellos de manera permanente.

En términos de la Estrategia, el STRATEGOS es un atleta de alta competición. No es únicamente quien practica el deporte, vive para ello y vive de ello. Los atletas de alta competición son quizás algunas de las personas que más sacrificio deben invertir en su preparación. Un atleta de alta competición «ajusta» cada variable de su vida personal a la tarea y en ello se diferencia mucho de quien solo practica el deporte.

Esta es la misma diferencia entre el STRATEGOS y el «estratega». De lo último todos han sido un poco en algún momento, lo primero, sin embargo, sólo puede alcanzarse a nivel profesional.

También resulta curioso identificar que el denominativo de «estratega» no es precisamente uno que se aplique mucho en las organizaciones militares, en definitiva se lo hace con mayor frecuencia en las organizaciones de negocios. En la vida militar se asume que la Estrategia está íntimamente vinculada a la existencia del «general», del «comandante», y son precisamente estos denominativos los que explican la naturaleza de la Estrategia.

En las organizaciones de negocios, la alusión al estratega constituye un afán de explicar la existencia de “alguien” que está recurriendo a la lógica estratégica para alcanzar un objetivo.

Si llega a comprenderse la relación íntima que existe entre STRATEGOS y Estrategia, se evidencia también un vínculo vital individuo-función que califica la interacción entre ambos, al punto que ninguno de los elementos de la ecuación se puede explicar sin el otro, de la misma forma que un deporte de alta competición se explica por los atletas que lo practican, así como ellos por la propia existencia del deporte.

Cualquier persona, básicamente, puede hacer el intento de describir las características de un deporte, pero la dificultad emerge cuando se pretende describir un deporte de alta competencia sin la consideración de los atletas que lo explican y le otorgan el significado preciso. Son los atletas quienes convierten ése deporte en una lid altamente competitiva.

Una dificultad parecida a la anterior surge del afán de describir lo que es Estrategia. El concepto es muy difícil de «aprehender» y las definiciones comprenden un abanico grande de proposiciones. Alcanzar especificidad requiere mucho esfuerzo e involucra un riesgo de importancia, dado que las innumerables aristas del concepto se brindan también a innumerables interpretaciones.

La dificultad es probablemente mayor cuando se trata de definir lo que es el STRATEGOS o más bien lo que éste hace. Aquí, realmente, las interpretaciones pueden llegar a ser tantas como el número de las personas que quieran hacerlas.

La verdad es que la propia interpretación etimológica otorga resquicios que preocupan, al menos cuando se identifican raíces periféricas; evalúese lo siguiente:

El término Estrategia proviene del vocablo griego «strategos» que significa «un general». Pero a su vez éste mismo término proviene de raíces que significan «ejército» y «acaudillar». Además el verbo griego «stratego» significa «planificar la destrucción de los enemigos en razón del uso eficaz de los recursos». La interpretación integral conduce a la lógica de Organización (ejército) – general – liderazgo – destrucción de enemigos (conflicto).

Sin embargo, el término de «liderazgo» que explica la función que se ejecuta para alcanzar el objetivo (destrucción del enemigo), abre posibilidades adicionales de interpretación. Una de ellas puede orientarse al verbo «stratego» y su vertiente de «planificar», pero allí se enfrentará al cuestionamiento vital que exige un entendimiento mayor de las funciones del «general» que la sola de planificar. De aquí para adelante todas las disquisiciones corren el riesgo de transitar un terreno muy resbaladizo.

Ahora bien, cuando se presenta la afirmación que el STRATEGOS es un profesional de la Estrategia (porque nada impide el planteamiento de ésa expectativa), la propia forma de entender lo que es Estrategia en el contexto integral de Lo Estratégico, adquiere una dimensión diferente, dado que Estrategia se convierte en una función, y se explica por todo aquello que haga el STRATEGOS. Luego, Estrategia termina siendo la función del STRATEGOS, al punto que todo aquello que haga el STRATEGOS es Estrategia, del mismo modo que todo aquello que hace un atleta de alta competencia explica simultáneamente el propio deporte.

Es posible entender que «el general» haga muchas cosas en el ejército, pero es mucho más sencillo entender que el general lidera la Organización para «destruir los enemigos en razón del uso eficaz de los recursos». En éste propósito radica la razón de ser y la utilidad de su existencia, para éste propósito se forma y en función de él se encuentra obligado a perfeccionar sus conocimientos y sus habilidades, constantemente.

La Estrategia es una forma particular de abordar el Conflicto, su alcance incorpora todos los factores que el proceso demanda, de inicio a fin: los conceptos, el plan, la acción.

Esta forma «particular» de tratar con el Conflicto se nutre de una sabiduría muy especial. Y en este caso la elección de la palabra sabiduría responde a un interés concreto, porque su tratamiento aleja consideraciones similares que resultan insuficientes:

Para la Estrategia, la sabiduría resume el arte, la técnica, la ciencia, la práctica y el método de hacer las cosas estratégicamente.

El término sabiduría se fundamenta en dos aspectos: «conducta prudente y conocimiento profundo».

Si la interpretación de Sabiduría se remitiera exclusivamente a «conocimiento profundo» entonces la Estrategia podría fundamentarse en el estudio de conceptos, teorías, técnicas y métodos, pero en este caso nada garantizaría que de forma simultánea su ejecución estuviera amparada en una «conducta prudente», porque en definitiva ¿Quién podría definir lo que es una conducta prudente?

Por extraño que parezca, la Prudencia está estrechamente vinculada a la eficacia. La misma eficacia que se demanda para «el uso de los recursos». Pero es mucho más complicado «aprender» prudencia que cualquier arte, técnica, ciencia o método. Por ello resulta más sencillo conocer y aprender artes, técnicas, ciencias o métodos prudentes, que la prudencia en sí. Al menos esto es exactamente lo que se pretende a través de la búsqueda de sabiduría para la aplicación de la Estrategia.

La sabiduría de la que se nutre la Estrategia es un conjunto de conocimientos profundos y prudentes que han sido puestos en práctica a lo largo de miles de años de historia del ser humano en su convivencia con el Conflicto. Miles y miles de episodios de aplicación de postulados estratégicos para resolver situaciones de confrontación de intereses; cada uno de ellos con veredictos diferentes, entre éxitos rotundos y completos fracasos; cada uno de ellos con la participación diversa de STRATEGOS, en unos casos victoriosos y en otros no.

El producto de ésa experiencia milenaria está constituida por un conjunto de Principios Estratégicos en los que se fundamenta la acción estratégica eficaz y exitosa.

La palabra Principio, a efectos de lo que aquí interesa, tiene el siguiente significado: “Postulados esenciales que permiten el desarrollo de los estudios científicos o la práctica de un arte, y a las reglas más importantes que determinan el modo de pensar y de actuar”. “Máxima, idea o norma personal que rige el pensamiento o la conducta”. “Ley o regla que se cumple o debe seguirse con cierto propósito, como consecuencia necesaria de algo o con el fin de lograr cierto propósito”. “Reglas o normas que orientan la acción de un ser humano. Se trata de normas de carácter general, máximamente universales”. “Base de argumentación sustraída de la experiencia”.

Los Principios son pues postulados esenciales, máximas, ideas, normas que rigen el pensamiento o la conducta de las personas y que son sustraídas de la experiencia.

Un Principio constituye una «base de argumentación sustraída de la experiencia»; a partir de ella pueden desarrollarse más experiencias, con mayor probabilidad de eficacia y éxito.

Los Principios Estratégicos constituyen la sabiduría sobre la que se apoya la acción estratégica.

Si el individuo fundamenta de manera sostenida su acción en los Principios Estratégicos, entonces está practicando Estrategia, y si lo hace de manera profesional, entonces éste es a quien se debe llamar STRATEGOS.

Si por otra parte se está optando por describir Estrategia como la función del STRATEGOS, la propia Estrategia termina por ser una orientación para hacer las cosas fundamentada en la aplicación de Principios Estratégicos.

El único patrimonio de la Estrategia lo constituyen los Principios Estratégicos.

Y estos se van entregando en herencia de STRATEGOS a STRATEGOS a lo largo de la historia. En el mismo proceso se van enriqueciendo, consolidando, nutriendo y transformando, de forma que su valor permanece en el tiempo.

Y cuando el conocimiento de los Principios Estratégicos se suma al entendimiento de la Organización y del Conflicto y a su vez se aplica con el necesario apoyo de ciertas aptitudes y habilidades, entonces surge el profesional de la Estrategia.

A muchos pensadores y autores involucrados en el universo de la Estrategia les agrada afirmar que la Estrategia es un proceso mental, y por ello muchas veces invierten los mayores esfuerzos en el análisis del entorno conceptual que la rodea. Pero al margen de que sea verdad, el profesional de la Estrategia no puede quedar enmarcado solamente entre los márgenes de la realidad intelectual, porque la esencia de los fundamentos de la Estrategia, aquella representada por sus Principios Estratégicos, exige que se produzca la experiencia, y ella solo se manifiesta a partir de la acción.

En este sentido es indispensable descender del entramado teórico para describir incluso las mecánicas que la Estrategia puede tener.

Este proceso completa la formación del STRATEGOS porque no lo deja aislado en la esfera del proceso mental.

Karl Von Clausewitz decía:

«La teoría no puede brindar una fórmula con la que se resuelvan problemas. Permite que la mente examine objetos y sus relaciones y que después se traslade a las regiones superiores de la acción para operar allí.»

Los Principios Estratégicos aportan la sabiduría y el STRATEGOS incorpora aptitudes y habilidades personales para llegar finalmente a «ésas regiones superiores de la acción».

León Trotsky afirmaba:

«No existe una ciencia de la guerra y nunca existirá. Hay muchas ciencias con las que se relaciona la guerra. Pero la guerra no es en sí misma una ciencia; la guerra es arte, práctica y habilidad.»

Los Principios Estratégicos no constituyen propiedad de nadie. Existen a partir de la experiencia que el ser humano ha tenido a lo largo de miles de años de historia y de miles de conflictos en los que se ha involucrado y con los que ha tenido que interactuar. El conocimiento de estos principios le corresponde al estudioso, quien con dedicación y paciencia habrá de enfrentar el fabuloso desafío de descubrirlos y entenderlos. A continuación se citan (por título) algunos extraídos del libro El Strategos y 23 Principios Estratégicos para la Lucha en el Mercado:

  1. Estime Condiciones.
  2. Compare Atributos (puntos competitivos fuertes y débiles).
  3. La Estrategia condiciona la Asignación de Recursos.
  4. Convertir el Tiempo en aliado.
  5. Todo el mundo debe beneficiarse de las Victorias.
  6. ¡Conozca su Oficio! (conozca el Negocio).
  7. Aplique Estratagemas.
  8. Fortaleza contra Debilidad, siempre.
  9. ¡Cuidado con la relación General- Soberano!
  10. Debe saberse Cuando luchar y Cuando No.
  11. Debe saberse manejar tanto fuerzas superiores como inferiores.
  12. Ganará aquel cuyos hombres estén unidos por un mismo propósito.
  13. Sea INVENCIBLE.
  14. Emplear lo normal para distraer y lo extraordinario para vencer.
  15. Planificar la Sorpresa.
  16. Ser Flexible.
  17. Lograr Masa Crítica.
  18. Disciplina.
  19. Hacer de la Victoria la única opción.
  20. Invertir en Recursos de Información.

DATOS DEL AUTOR.-

Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.

Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”

WEB: www.elstrategos.com

Mail: carlosnava@elstrategos.com

Facebook: Carlos Nava Condarco – El Strategos

Twitter: @NavaCondarco

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