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¿Por qué todo Empleado debe ser un Emprendedor?

La mayoría de las personas tienen entendido que Emprendedor es quien identifica una oportunidad en el Mercado, concibe una idea alrededor de ella y forma un Negocio para tratar de aprovecharla. Esta definición se torna válida desde el momento que el concepto de Negocio se incorpora en ella, pero constituye una afirmación equivocada cuando se la asocia de manera exclusiva a la creación de un “ente”, de una “estructura”. Emprender es un verbo y como tal califica una forma de pensar y de actuar. Existen personas emprendedoras que no gestionan una estructura independiente, personas que emprenden alguna tarea o proyecto sin que ello esté caracterizado por la existencia de algo físico. Y existe, por último, la “mentalidad emprendedora” que sí constituye un común denominador de todas las actividades que se gestan a partir del verbo.

La manera conveniente de apreciar las diferencias pasa por el entendimiento preciso de lo que es un Negocio.

En esencia, y por definición, Negocio “es una actividad que genera utilidad, interés o provecho para quien la pone en práctica”. Si se adopta el sentido generoso del término, TODAS LAS PERSONAS hacen algún Negocio a lo largo de la vida, pues son muchas las formas en que se ponen en práctica actividades que generan “utilidad, interés o provecho”.

Por otra parte, son dos las tareas específicas que perfeccionan un Negocio: la de producir y vender algo. Estas dos actividades son las que maximizan el beneficio para quien está desarrollando un Negocio. Adoptando de nuevo un sentido amplio del concepto podrá coincidirse que TODAS LAS PERSONAS producen y venden algo en todo momento.

Quienes tienen un Empleo y trabajan por medio de él para terceras personas, Producen y Venden algo que les genera un beneficio, es decir sostienen un Negocio.

El empleado produce y vende sus conocimientos, sus habilidades, su experiencia, su experticia, etc., a quien hace uso de ellas para sostener, a la vez, otro Negocio. Como pago por la producción y venta de ésos servicios, el empleado recibe un pago, que le proporciona algún tipo de “utilidad, interés o provecho”.

El Empleado es responsable por los resultados de su desempeño personal de la misma manera que el Emprendedor lo es por los resultados de su Negocio. El Empleado es el único y verdadero jefe de su trabajo, los “jefes externos” son en realidad los “clientes” del servicio que proporciona. Es posible que no haga gran negocio con los servicios que brinda al único cliente que tiene, pero posee también el poder de prescindir de éste el momento que lo considere conveniente (una palabra lo desvincula por completo: ¡Renuncio!).

Existen personas que obtienen grandes beneficios con el empleo que tienen, pero todos son casos en los que la premisa está clara: ¡se trata de un Negocio! Se produce y vende un servicio por una retribución que genere beneficio. Hay otros casos (que probablemente sean los más numerosos) en los que el empleado no solo no hace un buen Negocio, también “entrega” el control de su carrera profesional a la institución que lo emplea, y en ése momento convierte a ése “cliente” en un amo. Y el amo, a diferencia del cliente, dispone con total discreción: él determina qué es lo que debe hacerse, paga lo que él considera como justo precio por el servicio, invierte en el desarrollo del empleado de la forma que mejor le ajusta, dice cuándo puede tomar una vacación y qué debe considerarse un permiso, etc. El amo manda y el empleado obedece.

Esta situación se produce porque el Empleado no está consciente que en realidad realiza un Negocio al proporcionar su trabajo profesional, o mejor dicho, porque el Empleado no actúa como un Emprendedor.

La mentalidad “entrepreneurial” no está reservada para el dueño de un Negocio, le corresponde a todo aquel que entiende que está haciendo algún tipo de Negocio y actúa en función de los intereses de éste. El Empleado que “delega” en su empleador el control de su destino profesional no está pensando en los intereses del Negocio que tiene (la producción y venta de sus servicios), actúa más bien por otro tipo de conveniencia personal que nada de útil tiene para su Negocio. Esto mismo hace un Emprendedor cuando sustituye o confunde los intereses personales con los del Negocio que ha establecido.

Cuando el señor Juan Pérez inicia una jornada laboral, debe convertirse en Juan Pérez INC. Una persona particular fuera del trabajo y quien maneja su propio Negocio cuando está en él. Esto es ser un empleado con mentalidad emprendedora.

Este tipo de empleado se hace las siguientes preguntas:

  • ¿Qué tan bien se está desenvolviendo mi Negocio?
  • ¿Estoy recibiendo un buen retorno por las inversiones que he realizado?
  • ¿Existe un incremento interesante en los índices de éste retorno?
  • ¿Qué inversiones estoy haciendo para desarrollar mi Negocio?
  • ¿Estoy invirtiendo en capacitación y adiestramiento? ¿En desarrollo moral y emocional? ¿En actualizaciones de mi productividad?
  • ¿Cómo está comportándose mi Negocio con respecto a la competencia? ¿Otros “negocios similares” me están superando?
  • ¿Puedo proveer un mejor servicio a menor costo?
  • ¿Estoy gestionando tan bien mi Negocio que realmente no tengo que preocuparme por la competencia?
  • ¿Estoy cobrando un precio justo por la calidad del producto o del servicio que proporciono, o estoy “engañando” a mi cliente con la esperanza de que no se percate de ello?
  • ¿Se está expandiendo o contrayendo el mercado que existe para mi Negocio? ¿Se ve prometedor o da motivos para ser pesimista?
  • ¿Estoy haciendo un buen trabajo en el mercadeo de mi Negocio? ¿Existen otros potenciales “clientes” que estén siguiendo mis acciones y pudieran estar deseosos de hacer negocios conmigo? ¿Está mi nombre “activo” en el mercado?
  • ¿Me gusta el Negocio que estoy haciendo? ¿Me permite hacer un trabajo interesante? ¿Hago con él una contribución significativa a otras personas y disfruto de mi estilo de vida?

En el proceso de responder continuamente este tipo de preguntas el Empleado-Emprendedor optimiza el desenvolvimiento de su Negocio y con ello contribuye, desde éste espacio, al virtuosismo de la dinámica económica de la misma manera que lo hace un Empresario.

El requisito de bienestar de una sociedad no es de ninguna manera que todas las personas formen un Negocio independiente y desde allí se inicie la carrera por formar la gran empresa, lo importante es contar con gente que posea esa actitud emprendedora que de manera tan fehaciente diferencia al líder del rebaño.

Para quien hoy es Empleado y sueña con el Negocio independiente ¡enhorabuena!, para quien oriente su vocación a optimizar el Negocio de vender sus productos o servicios personales con lógica emprendedora ¡fantástico! Quien merece cuestionamiento es aquél que “delega” el control de su carrera en manos de otros y se queja de lo que le sucede, ignorando la lógica elemental de que uno mismo es siempre responsable de los resultados.

Probablemente la calificación que más se merece la actividad emprendedora es precisamente ésta: asumir responsabilidad por la vida que uno tiene y la que quiere tener, dejando a un lado ésa mezquindad de espíritu tan característica de quien siempre encuentra en otros la responsabilidad de sus infortunios.

DATOS DEL AUTOR.-

Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.

Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”

WEB: www.elstrategos.com

Mail: carlosnava@elstrategos.com

Facebook: Carlos Nava Condarco – El Strategos

Twitter: @NavaCondarco

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