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Psicología del Emprendedor

Hablar de la psicología del emprendedor es referirnos a los sentimientos y emociones que experimenta cualquier ser humano, pero, particularmente quienes deciden, en algún momento de su vida, seguir su propio camino en busca de su libertad financiera e independencia.

A menudo se oyen propuestas de todo tipo donde nos ofrecen el oro y el moro. Aseguran que, sin importar que tengamos o no trabajo de tiempo completo, sólo debemos invertir «unas cuantas horas extras» para lograr la anhelada libertad financiera y así disfrutaremos «más tiempo con nuestros hijos y familia». Aunque ciertas personas logran dicho cometido con tales propuestas, la verdad es que son más la excepción que la regla. He aquí un primer elemento psicológico: la persuasión ajena tratando de inducirnos a seguir al camino de la semi-libertad financiera (vivir trabajando para enriquecer a los demás, bastante parecido al viejo modelo de empleo regular…).

De lo que se trata es de luchar por crear y desarrollar una idea de negocio propia o adaptada (si nos atenemos con rigor al concepto de emprendimiento propiamente dicho).

Hace poco hice una comparación de la definición de las palabras «empresario» y «emprendedor», y me llamó la atención la notable diferencia entre ellas. Mientras el «empresario» es definido como «Titular propietario o directivo de una industria, negocio o empresa»; el «emprendedor», en contraste, es definido como «Que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas». Basado en este concepto, se deduce que cualquiera que se trace la desafiante meta de ser independiente, económicamente hablando, desde el principio está aceptando los riesgos que ello conlleva, actuando con decisión para llegar a puerto seguro.

La analogía de Cristóbal Colón se adapta perfectamente al mencionado concepto de emprendedor y su psicología: Alguien deseoso de emprender un camino diferente, sin recursos ni medios disponibles, pero con todas las ganas y el deseo necesarios para llevarlo a la práctica. Superando toda clase de obstáculos, finalmente obtuvo los recursos que le permitieron estructurar la expedición anhelada en las tres carabelas dispuestas para el efecto. De seguro, experimentó las dudas y temores humanos propios de adentrarse en lo desconocido (recordemos que por aquellos tiempos se creía que la tierra era plana y que, «al otro lado», estaba llena de monstruos y criaturas horribles y peligrosas). Pero siguió adelante, tenía los equipos, provisiones y tripulación requeridos para arrancar con su proyecto. Sin embargo, vendría la parte más difícil: zarpar hacia un mundo desconocido y sin la seguridad de lograr resultados concretos, que además le permitieran saldar la inmensa deuda contraída con la Reina Isabel, la Católica, financiadora de la aventura.

Todos conocemos el final de la historia. Después de agotadoras jornadas, de tanta ansiedad, temor, duda, sufrimiento, sacrificio y presiones de todo tipo, llegaron las recompensas. Y mejor de lo esperado, pues si lo que buscaba Colón era una mejor ruta para llegar a las Indias, topó -ni más ni menos- con un gigantesco continente nuevo, lleno de riquezas y oportunidades inigualables. Esto, claro está, desde la perspectiva de sus objetivos y de los objetivos de la Corona.

Así pues, amig@ emprendedor@, sin importar el punto del camino en el que te encuentres actualmente, debes tener presente que todos los que luchamos por el ideal de nuestro negocio propio debemos superar nuestras limitaciones emocionales, es decir, temores y dudas de todo tipo, ya sean propios o inducidos por familiares o «amigos». Una regla confiable en estos casos es jamás escuchar a los profetas de desastre. Con seguridad ellos mismos están ahogados, sin esperanza, en la mediocridad de un empleo que muy posiblemente detestan. Una persona exitosa nunca desalienta a un emprendedor en ciernes, mejor procuran siempre dar un buen consejo.

Probablemente tengas que experimentar muchos fracasos antes de lograr algo importante, pero no permitas que esto te desanime, por el contrario, que de allí surjan nuevas fuerzas que te permitan comenzar de nuevo con más determinación.

Las emociones positivas surgen muchas veces de las negativas y la diferencia radica en en la persistencia reflejada en nuevos intentos, nuevas y mejores maneras de hacer las cosas. Observa, intenta, analiza, crea, y poco a poco irás encontrando las respuestas que necesitas para crecer y progresar.

No te dejes vencer por los obstáculos, cualquier emprendedor ha tenido que enfrentarlos en diferentes momentos, al igual que lo han hecho todas las generaciones anteriores, y los han superado con éxito. Hay algo curioso en la condición humana, que sólo aprendemos con el tiempo, y es que solemos interpretar los obstáculos de una manera agrandada, viéndolos más complicados de lo que realmente son.

Sigamos el ejemplo del memorable navegante genovés, que no obstante padecer incontables rechazos, burlas y críticas de toda índole, supo ser constante hasta lograr la meta que se impuso con determinación a pesar de tantas dificultades y azares, como todo un gran modelo de emprendedor de verdad.

En el siguiente video encuentras una serie de claves importantes para trabajar en tu mentalidad emprendedora. ¡Dale Play!

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