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Consejos de un presidente de Estados Unidos para ascender en el trabajo

el 1 noviembre 2019

Estos consejos para ascender en el trabajo provienen de Lyndon B. Johnson, el 36vo presidente de los Estados Unidos. Hombre brillante y figura enigmática, que por igual divide sus aportes políticos entre grandes aciertos y cuestionamientos.

Johnson no siempre está en lugar de privilegio cuando la historia evalúa el trabajo de los presidentes norteamericanos. Su participación en la dolorosa guerra de Vietnam empaña casi toda su gestión, incluso sus grandes logros en legislación de derechos civiles  y bienestar social.

Pero más allá de las particularidades de su gobierno, Lyndon B. Johnson fue un político, estratega y administrador notable. Y lo fue de manera especial en la gestión de su carrera profesional.

Al inicio de su vida política Johnson solo contaba con su habilidad de relacionamiento con las personas y una poderosa ambición. No tenía el soporte de ninguna estructura y carecía de padrinazgos.

Consejos de un presidente de Estados Unidos para ascender en el trabajo

Tuvo que escalar las “montañas” que le imponían sus propias expectativas con mucha habilidad y esfuerzo. Y no lo hizo mal, porque la carrera profesional que inició en su Texas natal para ser representante de su Estado, concluyó con una gestión de 5 años en la presidencia de los Estados Unidos, pasando por una larga carrera en el Senado, una brillante trayectoria como representante parlamentario y la vicepresidencia de la nación acompañando al mítico John F. Kennedy.

Lyndon B. Johnson es un gran referente para obtener consejos sobre como ascender y destacar en el trabajo. Es reconocido principalmente por dos conceptos de gestión, los mismos que aplicó con maestría para alcanzar sus objetivos:

  1. Fundamentar el crecimiento profesional en el aprovechamiento extenso de virtudes y evitando estrictamente la exposición de defectos y debilidades.
  2. “Trabajar mientras otros descansan y descansar mientras otros trabajan”.

Conocía bastante bien sus limitaciones, y empeñaba el mismo esfuerzo en evitarlas que en aprovechar sus fortalezas. Por otra parte, no trabajaba nunca al ritmo que establecían los demás. Lo que no quiere decir que lo hacía con mayor intensidad, más bien con enfoques diferentes y muy inteligentes. De allí emerge su precepto de «trabajar mientras otros descansan y descansar mientras otros trabajan».

En todo caso, al margen de estas dos premisas, Johnson dejó otros consejos que son verdaderas perlas para quién atiende su desarrollo profesional y quiere ascender en el trabajo:

1.- Observe meticulosamente el funcionamiento de las organizaciones y los circuitos de poder.

Sea la persona que mejor conoce el funcionamiento de la Organización. Preocúpese de entender hasta sus mínimos detalles, tanto en términos de su formalidad como en sus particularidades informales.

Así podrá determinar cómo se genera y comporta el flujo de Poder en el Sistema. Ése circuito tiene necesidades (que usted puede satisfacer con inteligencia), y posee la capacidad de reconocer y premiar su trabajo.

No es cuestión de conocer la Organización como efecto del tiempo que se lleve en ella, se trata de estudiarla, analizarla y desagregarla con la paciencia y meticulosidad de un relojero.

Una vez que se la conoce bien y se entiende cómo circula el Poder, se pueden elaborar con precisión los planes y estrategias del trabajo propio.

2.- Identificar e individualizar a los que “hacen funcionar el Sistema”.

¡Ojo! No todas las personas que tienen Poder son las que hacen funcionar el Sistema. Existen otras que fundamentan su Poder precisamente en su capacidad de hacer funcionar el Sistema.

Este es el caso de secretarias, auxiliares, asistentes, adjuntos, etc. Estas personas son el lubricante de la maquinaria burocrática. Y cualquier intención de prevalecer en la estructura debe pasar por desarrollar una productiva relación de trabajo con ellos.

Por otra parte existen personas y equipos de Poder formal que hacen funcionar el Sistema en diferentes grados. Precisar y diferenciar esto también es importante. La maquinaria del Poder es grande e intrincada. Está compuesta por un conjunto sustantivo de elementos. Cada uno importante más allá de su Poder formal. Y por lo tanto individualizarlos no es sencillo.

3.- Identificar las necesidades y móviles que dinamizan el trabajo de las personas que “hacen funcionar el Sistema”.

Después de conocer cómo operaba el Sistema y quienes lo hacían funcionar, Johnson analizaba los móviles y las necesidades que tenían ésas personas.

No todas las personas tienen los mismos móviles para lo que hacen. Y la necesidad de identificar esto es uno de los  consejos más importante para ascender en el trabajo. Hay personas que laburan estrictamente por dinero, otras que están “quemando” una etapa que las llevará más lejos. Algunos trabajan por genuina e inapreciable vocación. Y finalmente están los que privilegian el Poder más que otros beneficios. Identificar los móviles que dinamizan el trabajo de las personas que hacen funcionar el sistema otorga por igual eficiencia para los planes propios (porque reduce tiempo y costos), y efectividad, porque permite actuar sobre los agentes que hacen la diferencia.

Una vez que se tienen claros los móviles, se identifican las necesidades.

Todas las personas necesitan algo. Esta es una realidad incluso mayor para quienes se encuentran sosteniendo posiciones e intereses en los circuitos de Poder. Al identificar las necesidades de estas personas se inicia la etapa de las acciones propias.

4.- Constituirse en la persona que proporciona respuestas a “esas” necesidades de los individuos que “hacen funcionar el Sistema”.

¡Simple!

Una vez que se conocen los circuitos de Poder se está listo para proporcionar las respuestas que personas y procedimientos buscan. Esto hizo Lyndon B. Johnson en su rápido ascenso en  el congreso norteamericano: constituirse en la persona que proporcionaba aquello que el Sistema y las personas necesitaban.

Una actitud así se encuentra en las antípodas de los que hacen solo “aquello por lo cual se los contrató”. Y está lejos de los actos intrusivos y torpes de quienes quieren “caer bien” y mostrarse funcionales.

Ser quién proporciona respuestas a las necesidades que tienen los que hacen funcionar los sistemas es un arte, no es nada simple. No son actos que emergen de la contingencia ni pueden fundamentarse en la “viveza criolla”.

5.- Desarrollar una eficiente técnica de relacionamiento personal “cara a cara” con los colegas de trabajo.

Los grandes objetivos siempre encuentran su resolución en los encuentros “cara a cara”. Lyndon Johnson era experto en esto. Una de sus debilidades más evidentes era, por otra parte, la comunicación con multitudes, situación que rehuía siempre que le era posible.

A título de Estrategia, puede entenderse la existencia de comunicación que evada el contacto personal durante un tiempo, pero las resoluciones importantes siempre estarán en estos encuentros. Por eso es importante desarrollar habilidades para el diálogo, la argumentación y la negociación.

Hay muchas personas (posiblemente la mayoría), que evitan los acercamientos “cara a cara”, especialmente si en ellos debe tratarse algún tema incómodo o delicado. Prefieren acudir a intermediaciones y canales impersonales. Pero es precisamente este hecho el que puedo otorgar una ventaja competitiva a quien adopte las recomendaciones de Johnson.

6.- Optar siempre por ser gentil en lugar de hacer prevalecer un argumento propio, por mucho que se tenga la razón.

De esto se trata la Política. En esto se fundamenta la diplomacia. Y de hecho en ésta verdad echa raíz toda doctrina estratégica.

Una cosa es el objetivo que se esté buscando, otra la batería de técnicas que se utilicen para alcanzarlos (los encuentros “cara a cara” entre ellos), y una muy diferente el imperativo de que todas las interacciones se lleven a cabo con gentileza y cortesía.

A tal punto es importante fundamentar las relaciones en la gentileza, que si el resultado depende de que esta última se anule, será mejor postergar el propio objetivo. La razón de esto era clara para Johnson: las relaciones personales perduran en el largo plazo, los resultados son una cuestión de coyuntura.

7.- Ser “político” siempre, especialmente con aquellas personas que no le agradan a uno, o a las que uno no agrada.

Este consejo para ascender en el trabajo tiene mucha similitud con el anterior: ser gentil, diplomático y “político”. Siempre. Aún con las personas que no agradan o a quienes uno no agrada.

Ser “político” representa amabilidad y buen trato. Igualmente respeto. Y éste no solo debe manifestarse en la urbanidad de las relaciones sociales, también en el hecho de respetar las propias diferencias. Cuando se respeta la diferencia se emite un mensaje concreto de valoración de lo que las otras personas representan, y en este mismo acto se incrementa el valor propio.

Quien trata a personas y relaciones con respeto, tiene adversarios. Quién no lo hace, cosecha enemigos.

8.- Ser generoso en la dispensación de cumplidos y regalos.

Fundamentalmente con aquellas personas que “no hicieron las cosas bien” en determinado momento, en lugar de “premiar” el buen desempeño. Esto genera identificación y lealtad de la gente a mediano y largo plazo.

9.- Demostrar humildad en todo acto con los demás. Aunque en los hechos no se pueda ser una persona humilde.

10.- Solidarizarse siempre con el “caído”, con la persona que la está pasando mal, con aquel que eventualmente recibe el rechazo o el juicio de los demás.

Johnson aplicó esta lógica con Hubert Humphrey cuando éste era un joven Senador que terminó aislado por la falta de apoyo y la crítica de sus colegas. Se solidarizó con él precisamente en esos momentos y ganó un aliado incondicional por muchos años. Uno que se convirtió luego en su Vicepresidente y candidato a la Presidencia de los Estados Unidos.

Estos son algunos de los consejos para ascender en el trabajo de parte de uno de los presidentes más interesantes de la historia de los Estados Unidos.

Las recomendaciones tienen mucho de Estrategia, como no podía de ser de otra manera, porque es un hecho que la Política y la Estrategia establecen finalmente una simbiosis. En tanto que la primera puede considerarse el “arte del buen gobierno”, la segunda es el “arte del buen gobierno para interactuar con agentes competitivos”.

Así como no existe político exitoso que no sea eximio estratega ni estratega efectivo que no se comporte políticamente, así tampoco tiene posibilidad de ascender en el trabajo quién no adopte los consejos de conocer de Estrategia y aplicarla como buen político.

DATOS DEL AUTOR.-

Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.

Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”

WEB: www.elstrategos.com

Mail: carlosnava@elstrategos.com

Facebook: Carlos Nava Condarco – El Strategos

Twitter: @NavaCondarco

Asesor y Escritor en Estrategia de Negocios, Apoyo a Emprendedores y Desarrollo Personal. www.elstrategos.com

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