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Empleados tóxicos en la empresa

el 27 agosto 2015

En cualquier equipo nos podemos encontrar buenos y malos trabajadores. El problema es cuando los malos, además de no cumplir los objetivos marcados por la empresa, ponen zancadillas a los demás empleados de la empresa. Eso son los llamados empleados tóxicos.

Podemos considerar que son aquellos empleados fósiles, compañeros quejicas, trepas que sólo buscan su propio interés y promoción sin hacer méritos para ello, y los jefes tóxicos que pueden frenar el buen funcionamiento de un equipo de trabajo con profesionales responsables que están orientados a resultados. Todos estos pueden formar el ecosistema que se puede mover en una empresa. Todos tenemos que convivir con personas difíciles o con un colaborador que nos ponen obstáculos en nuestro trabajo diario. Se debe puntualizar que no es la norma sino la excepción en muchas empresas. Pero sus actitudes obstaculizan el trabajo bien hecho que se puede encontrar en la empresa.

Empleados tóxicos

Para poder identificarles lo mejor es conocer qué es un empleado tóxico. Se puede considerar que es aquella persona que perjudica al conjunto de trabajadores, el trabajador que crea mal ambiente en la empresa, problemas y hasta calamidades. Los peores son los trabajadores tóxicos intencionados, son aquellos que actúan de mala fe. Aunque es verdad que es complicado elegir cuál de todos los empleados es más dañino, pues todos, en mayor o menor parte, contaminan la marcha correcta de un equipo de trabajo. Nos podemos encontrar al opositor, ya que perdemos mucho tiempo intentado convencerle de cualquier decisión que se tome. También nos podemos encontrar el beligerante, ya que afecta de forma negativa, lo que altera y desequilibra los ánimos del resto. Y por último, el quejica que por no oírle el resto de los empleados suelen responsabilizarse de sus tareas que él no quiere hacer, lo que produce una sobrecarga de trabajo al resto.

Se calcula que el 10 por ciento de los empleados son detractores y algo sí como antiempresa. Sin embargo, cada vez son más los profesionales conscientes que el trabajo forma parte de la socialización y es una manera de sentirse realizado, de crecer como individuo y crecer a nivel profesional. Además, en la actualidad sufren reducciones de plantilla quedando más a la vista quién es pertenece al equipo y quién no quiere estar. Cuando las cosas van bien, es más sencillo tapar las miserias, pero cuando las cosas están más difíciles se ve como es cada persona, y quién está comprometido con la empresa.

Nos debemos plantear si estos empleados son realmente necesarios en la empresa para alcanzar un equilibrio entre el ying y el yang laboral. Podemos llegar a la conclusión que todo lo que existe es porque tiene una función. Podemos pensar que trabajar todos los días con empleados de este tipo nos hace crecer como personas y como profesionales. La capacidad emocional y las habilidades sociales aumentan de forma exponencial porque, después de superar con más o menos éxito el trato con estas personas, hace que la relación con el resto del mundo sea como más sencilla de llevar.

Para que la situación no se complique está el responsable, el cuál debe actuar con los miembros de su equipo de forma personalizada, tratando a cada uno de ellos según sea su estilo personal. La gestión de los empleados del futuro pasa de un café para todos a la customización, de hablar con los empleados a tratar a los empleados de manera individualizada. El responsable que se haga este seguimiento debe saber detectar la persona tóxica cuando se presente, aunque la persona tóxica casi siempre va mucho más allá, por lo tanto, es mejor un puesto vacío que una persona de este estilo. Si un empleado no hace más que poner problemas a los demás y entorpecer el trabajo, hay que actuar para que no afecte a todo el equipo.

En una situación como vivimos actualmente, tras la cantidad de despidos colectivos que muchas empresas se han visto obligados hacer por la crisis económica, parece que dos empleados se han impuesto por encima del resto en los equipos en los que el jefe también es un empleado tóxico, el pelota y el chivato. No hay ningún mal responsable que no tenga en su equipo a estos perfiles, necesarios para tener toda la información bajo control y, a su vez, su ego alimentado.

Existen algunos responsables equivocados, que creen que el con el miedo a perder el empleo, los trabajadores están más felices. Pero el miedo nunca ha sido un buen instrumento de liderazgo, por eso, hay muchos responsables incapaces de manejar con acierto la exigencia, que tiene un trato inadecuado con el equipo y piensa, además, que se lo puede permitir. Hay otros responsables que se cuelgan las medallas que no se han ganado por meritos propios cuando su equipo cumple sus objetivos, y que tienden a culpar a sus empleados cuando las cosas no salen del todo bien o no como deberían haber salido. Pero en cuando mejore la situación del mercado laboral los mejores empleados de cada equipo huirán de esos responsables impresentables y descubrirán que lo que han sembrado es el desprecio de estos.

Raúl Jaime es profesor en IEBS Business School en varios programas Máster, emprendedor de empresa de formación y profesional del sector de finanzas. También investiga sobre la creatividad e innovación en la empresa. Autor del libro "El libro verde del emprendedor colaborativo": http://goo.gl/6zl3EY y del libro "Emprendedor social, ¡Tú puedes!": http://goo.gl/3cA1LG y colaborador programa TV 'Tribuna Finanzas' (México): http://goo.gl/DqJccH .

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